Diadema de sumisión
La compañía comercial Hedgerson comercializó a mediados del año pasado una alternativa a las medidas de retención convencionales, la denominada diadema de sumisión.
Destinada principalmente a ser usada en centros penitenciarios, la diadema de sumisión es un aro metálico con varios dispositivos electrónicos miniaturizados incorporados. Se ajusta automáticamente al cráneo del usuario cuando los sensores detectan que está en posición de cerrarse. La diadema actúa sobre determinadas áreas del cerebro humano, respetando las tareas vitales esenciales desempeñadas por el bulbo raquídeo (respiración, parpadeo, etc.). El resultado práctico es una completa carencia de iniciativa por parte del prisionero, que puede entonces ser transportado sin riesgo de fuga. En algunos planetas de la R.F.P., los presos considerados muy peligrosos o con un alto riesgo de fuga han comenzado a ser trasladados de esta guisa.
Una vez colocada en la cabeza del prisionero, la diadema de sumisión anula determinadas funciones cerebrales de éste, dejándolo en un estado de pasividad absoluta ante su entorno, de modo no muy diferente a una especie de autismo inducido. Por este motivo, durante el periodo de sumisión los prisioneros deben ser alimentados por vía intravenosa para evitar su eventual deshidratación.
Las instrucciones que acompañan a la diadema no recomiendan su uso continuado durante más de diez horas seguidas. Normalmente las diademas permanecen encendidas hasta que se introduce una contraseña que las apaga. A pesar de que su diminuta pila de duralitio podría mantenerlas encendidas durante todo un mes, con el objeto de evitar muertes accidentales los ingenieros de Hedgerson han incorporado al diseño una medida de seguridad que hace que las diademas se abran automáticamente tras un ciclo de funcionamiento de cincuenta horas (si el ciclo no es renovado manualmente).
Hasta el momento la Hedgerson solamente ha comercializado diademas de sumisión que afectan a los humanos, si bien se dice que en breve pondrá en el mercado nuevos modelos para otras especies. La Hedgerson también comercializa un segundo modelo el cual incorpora un dispositivo que emite una descarga eléctrica si alguien intenta quitar la diadema sin haber introducido previamente la contraseña que la abre. También se rumorea que en el mercado negro ya puede encontrarse una tercera versión, capaz de matar al portador fundiendo sus terminaciones neuronales con una sobrecarga. Según diversas fuentes policiales, las diademas también han sido usadas, al menos en cuatro ocasiones, para cometer secuestros.
El pasado mes, la organización Sol Verde denunció a la Hedgerson ante el Consejo Supremo Intergaláctico de Justicia. La popular galactONG ha acusado a la megacorporación de supuestos daños neurológicos irreversibles provocados a los usuarios de las diademas. El CSIJ aún no se ha pronunciado sobre si la denuncia prosperará o si por el contrario resultará inadmitida a trámite.
El precio de la diadema de sumisión es de 1.200 estándares. La versión con sistema de seguridad de descargas eléctricas asciende a 1.800 estándares. Es debido a este alto coste que no es habitual que se empleen para el traslado de presos comunes.
Mecánica: la diadema puede ser colocada tanto sobre una víctima indefensa como por las malas. Para colocársela a un oponente que se resista activamente se debe tener éxito en dos tiradas consecutivas de Pelea: una primera tirada para apresar a la víctima y una segunda para ceñirle la diadema por la fuerza. También es posible ceñírsela a un oponente desprevenido mediante una única tirada de Matar en Silencio (o primero Sigilo y luego Pelea) si éste no se da cuenta de las intenciones del atacante.
Una vez colocada, la diadema provoca que los puntos de Mente del usuario pasen a ser inmediatamente cero, quedando éste en un estado de absoluta pasividad ante su entorno. La diadema de sumisión bloquea tanto el gasto como la recuperación de puntos de Mente, por lo que cuando cesen los efectos de la misma el prisionero seguirá teniendo los mismos puntos de Mente que en el momento en que se la ciñeron. Los modelos que emiten descargas eléctricas causan 1d10 de daño eléctrico a todos los que estén en contacto con la diadema cuando se intenta abrirla sin haber introducido previamente la contraseña.
Por cierto, las acusaciones vertidas por Sol Verde son ciertas: si alguien porta la diadema ininterrumpidamente durante más de 20 horas deberá realizar una tirada de Voluntad x3, si falla la tirada perderá de manera permanente un punto de Mente de su máximo total. Si lo hace durante más de 40 horas la tirada será de Voluntad x2, y si lo hace durante 60 horas la tirada será de Voluntad x1. Esta tirada se realiza en cuanto el prisionero es liberado del influjo de la diadema.
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