DESDE EL SÓTANO
Nº: 240 . 3ª época. Año III
Suplantación de identidad Por: Francesc Almacelles
 

Suplantación de identidad

En Cunia, donde la ley y el crimen bailan en una delgada línea, cambiar de rostro puede ser la clave para sobrevivir o para llevar a cabo alguna misión peliaguda. No es solo cuestión de disfrazarse; es necesario adoptar una nueva identidad por completo, desde la forma de hablar hasta los hábitos más pequeños. Un buen falsificador no solo crea documentos creíbles, sino que también enseña a sus clientes a moverse con naturalidad, a recordar detalles de su nueva vida y a no levantar sospechas en un interrogatorio casual.

Los profesionales de la suplantación saben que no basta con una apariencia convincente; se necesita actitud, documentación impecable y la capacidad de adaptarse a cualquier imprevisto. Después de todo, en esta ciudad, nadie es quien dice ser, y los rostros pueden cambiar de un día para otro sin dejar rastro.

Disfraces

Los profesionales de la suplantación saben que no basta con una apariencia convincente; se necesita actitud, documentación impecable y la capacidad de adaptarse a cualquier imprevisto. Después de todo, en esta ciudad, nadie es quien dice ser, y los rostros pueden cambiar de un día para otro sin dejar rastro.

Los disfraces van más allá de un simple cambio de ropa. Los especialistas en suplantación utilizan vestimentas adaptadas al entorno en el que se van a mover, desde uniformes de limpieza o de repartidor hasta atuendos elegantes que les permitan infiltrarse en eventos exclusivos. Las prendas deben ser creíbles y combinar con la actitud del personaje que se pretende interpretar. En algunos casos, se usan materiales ignífugos o con costuras reforzadas para facilitar una rápida eliminación si es necesario deshacerse de ellas sin dejar rastro.

Maquillaje y prótesis

El maquillaje teatral permite modificar rasgos faciales sin recurrir a cirugía. Con unas pocas técnicas, un criminal puede aparentar tener cicatrices, cambiar la forma de sus cejas o incluso simular una enfermedad que le haga parecer más delgado o envejecido.

Las prótesis de silicona son un nivel superior: narices postizas, pómulos más pronunciados, orejas de diferente tamaño... Con un buen especialista, alguien puede pasar completamente desapercibido. En el mercado negro, algunos falsificadores crean prótesis faciales a medida, capaces de resistir inspecciones superficiales.

Pelucas y lentes de contacto

Un cambio de color de ojos o de peinado puede ser la diferencia entre ser reconocido o no. Los lentes de contacto de color son baratos y fáciles de conseguir, pero los más avanzados pueden modificar no solo el tono del iris, sino también simular enfermedades oculares que desvíen la atención.

Las pelucas profesionales, hechas de cabello natural, pueden resistir el contacto cercano y el viento, mientras que las extensiones pueden modificar el largo y la textura del cabello en minutos.

Documentación Falsa

Todo disfraz o suplantación es inútil sin papeles que lo respalden. Los documentos falsos más básicos incluyen identificaciones y tarjetas de crédito alteradas, mientras que los más elaborados pueden consistir en pasaportes con sellos reales y registros en bases de datos oficiales.

Las identidades sintéticas, creadas a partir de datos de personas fallecidas o ciudadanos con perfiles bajos, son cada vez más comunes en el mundo digital, permitiendo la suplantación a largo plazo sin levantar sospechas.

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