1x08 - Primer revés

Ha empezado el mes de diciembre, pero en el norte de África el frio sólo se nota por la noche. Los miembros de la Sangrienta Siete ya se han ocupado de conseguir mantas extras y las cargan de forma poco reglamentaria encima de sus mochilas. Aprovechan que están cubiertas de polvo para hacerlas pasar como protectores y así los oficiales hacen la vista gorda. Este exceso de equipaje lo notarían en los próximos días.

El avance por Argelia ha resultado bastante sencillo, pero al cruzar la frontera tunecina, los Aliados se dan de frente con las defensas alemanas que han sido reforzadas con tropas traídas de Sicilia. "¿Dónde está la Armada británica cuando hace falta?" pero el sargento Rogers no hace esa pregunta en voz alta. En el norte, los británicos y sus recién llegados compañeros de la 1ª blindada han contenido una ofensiva alemana a un precio elevado. Llegan rumores de que los sherman no son esos vehículos definitivos que les habían comentado. Pero no hay mucho tiempo para las especulaciones en el ejército. Tras varios días de marchas al límite, reciben la orden de tomar posiciones en un lugar llamado Kasserine, el nombre no les dice nada.

La primera noche es tranquila y, por primera vez, pueden contemplar la belleza del cielo nocturno mientras hacen guardia. Según el mando, el VIII Ejército británico está empujando a los alemanes contra ellos y sólo se tendrán que ocupar de los supervivientes que intenten escapar del cerco.

Nada es como está previsto en la Sangrienta Siete. La noche se ve interrumpida por un fuerte bombardeo artillero de preparación. Su primer pensamiento es que son las fuerzas británicas que ya han llegado, pero no tardan en comprender que quienes les atacan son los alemanes. Un Stug III avanza en cabeza flanqueado por dos secciones de soldados. El oficial da la orden de resistir, pero aquella posición no es sostenible. El flanco izquierdo, en manos de los franceses, está a punto de colapsar y ellos solos no podrán contener la embestida alemana. Rogers, Gonzalez, Moore, Snelling y Peters se enfrentan a una decisión muy habitual en el frente de combate: retirarse para luchar otro día (y arriesgarte a un consejo de guerra por desobedecer órdenes) o quedarse y morir (cumpliendo con tu deber).