DESDE EL SÓTANO
Nº: 51 . 3ª época. Año III
Se acabó la guerra [1945] Por: Juan Carlos Herreros Lucas
 

Se acabó la guerra

Esta es una aventura triste donde tus personajes interpretarán a un grupo de civiles alemanes sobrepasados por la guerra en sus últimos días. El objetivo es mostrar la guerra desde el otro lado, desde el lado de los no combatientes. A menudo se piensa que fueron simples víctimas o, si tuvieron suerte, espectadores del conflicto. En ocasiones, más veces de las que uno se imaginaría, también tuvieron su parte heroica.

Estamos en Horn, Alemania, una pequeña ciudad del Rhur. Es principios de Abril de 1945, la semana siguiente a la Semana Santa, los Aliados han cruzado el Rhin hace algunas semanas y han embolsado al Grupo B de Ejércitos, al mando del General Model, de espaldas al río. Se comenta que los alemanes preparan un contraataque para romper el cerco y que las unidades embolsadas puedan participar en la defensa de Berlín (o, al menos, en una defensa más al Este). Los estadounidenses, sin embargo, han comenzado a avanzar hacia el interior de la bolsa. Su objetivo es cortar ésta por la mitad encontrándose con los británicos que están atacando desde el norte. Horn está en medio del avance estadounidense. Los ciudadanos de la ciudad lo saben y han oído lo que les ocurre a las ciudades donde los soldados alemanes deciden presentar batalla. Erwitte, Lippstadt son ahora humeantes ruinas...

Debes crear los personajes de esta partida pensando en personas que pudieran estar en la ciudad de Horn por alguna razón. La mayoría de ellos serán mujeres, ancianos o niños (menores de 14 años), pero no es necesario que lo sean todos. A continuación unos ejemplos de posibles jugadores para esta partida:

  • anciano: un veterano combatiente de la Primera Guerra Mundial que ahora ocupa algún cargo en el pueblo. Posiblemente alcalde (Bürgermeister). Tendrá conocimiento de armas y alguna instrucción sobre las formas de actuar de los ejércitos. Distinguirá el ruido de la artillería del bombardeo aéreo. Podrá contar mucha batallitas y lamentar como el mundo se está viniendo abajo por la locura de los hombres. No será un nazi convencido (pocos lo eran en esta fecha), pero si es Bürgermeister, es que ha sido miembro del partido y si no está en el frente es que tiene alguna herida de guerra (puede faltarle un dedo, o un pie, etc.)
  • viuda: una mujer de mediana edad que haya perdido a su marido (y/o a algún hijo) en el frente del este. Mirará la vida con bastante amargura, sin esperar mucho de ella y posiblemente se aferré desesperadamente a sus únicas posesiones (su casa, algún hijo o hija, etc.). Conocerá la ciudad al dedillo y sabrá quién esconde cosas y dónde las esconde.
  • esposa de soldado: una mujer de mediana edad cuyo marido (o hijos) están aún combatiendo en algún sitio. No es del pueblo, pero ha huido de algún pueblo cercano antes la llegada de la guerra y vive con algunos parientes hasta que pueda volver a su casa. Sabrá lo que hacen los americanos a los SS (los fusilan), lo que hacen a las casas sin banderas blancas (las tirotean) y lo que hacen a los pueblos que ofrecen resistencia (los bombardean con aviones y luego con artillería, al suyo le pasó eso).
  • soldado desertor: se tratará de un niño con una edad indefinible entre los 13 y los 15 años. Por encima de 14 años todos los alemanes han sido movilizados y enviados a la Volkssturm (una especie de milicia de emergencia). La mayoría de los soldados de la Volkssturm eran reclutados en las mismas ciudades por las que iba acercándose el frente, recibían una somera instrucción militar (unas horas), una anticuada arma y se les colocaba en una posición defensiva a la espera del enemigo. Como los oficiales o líderes del partido que los reclutaban solían desaparecer, a las pocas horas, los Volkssturm también desaparecían y regresaban a sus casas. Este personaje, casi un niño, puede ser uno de estos soldados de emergencia. Si le descubren los alemanes, le obligarán a formar parte de un pelotón de voluntarios; si le descubren los Aliados, le detendrán como un combatiente.
  • médico militar: en la ciudad de Horn hay un hospital de campaña. La mayoría de los heridos han sido devueltos al frente o trasladados a retaguardia, pero los que no se pueden mover se han quedado en el hospital. Un médico se ha quedado con todos ellos. Su principal prioridad y preocupación es que el hospital no se convierta en un objetivo militar. Tendrá buenos conocimientos médicos y académicos e, incluso, militares.
  • cura: Horn es una ciudad lo suficientemente importante para contar con su propio párroco. Este personaje llevará viviendo en la ciudad varios años, aunque no es "autóctono" conoce a todas las personas del pueblo (y algunos de sus secretos) y es respetado y querido por ellos. Será uno de los personajes más opuestos a cualquier tipo de violencia, aunque, nos tememos, la guerra ignore sus opiniones.

La trama

La superioridad Aliada superó a los defensores alemanes. Un soldado estadounidense observa un Panzer IV tras el cruce del Rhin

La ciudad de Horn fue invadida por los estadounidenses casi sin combatir después de que sus ciudadanos consiguieran convencer a los soldados alemanes que no la defendieran y a los estadounidenses de que no la atacaran. Naturalmente, tus personajes no tendrán ni idea de esto. Lo que te presentamos a continuación son una serie de acontecimientos que sucederán (o no) en la ciudad dependiendo de las acciones de los PJ. El objetivo de la partida es que los jugadores se enfrenten a la situación, pero no tienen forma de "ganar" la partida. Horn será conquistado por los estadounidenses, los que estamos haciendo ahora, como diría el genial Groucho Marx, es discutir el precio.

Llega la SS

El enemigo se acerca y para preparar la defensa de la ciudad, llegan unas unidades de la SS al abrigo de la noche. Arrastran un 88mm con un tiro de animales, que parecen demasiado famélicos para arrastrar ese mastodonte. No parece importarles hacer ruido en el pueblo y por ello todo el mundo se entera de su llegada. El líder local del partido, Josef Borgeln (no debe ser un PJ), les recibe y da la bienvenida y el oficial de la SS le nombra (de forma un poco ceremoniosa) responsable de la defensa de Horn (algo así como Comandante de la Plaza). Le contarán (y cualquiera podrá oírlo) que el ejército alemán en el oeste está preparando una ofensiva con unas nuevas y poderosas armas recién construidas y que Horn debe resistir todo lo que pueda para facilitar el trabajo a los soldados. Esta es la batalla de las batallas, si Horn resiste, Alemania se salva.

Los SS instalarán el cañón en una granja en el lado más occidental del pueblo, cerca de un bosquecillo. Mientras, el líder nazi del pueblo movilizará a todo el mundo para organizar una defensa a ultranza. Enviará a todos los que puedan trabajar a talar árboles y construir barricadas en la zona sur del pueblo y en el interior. No hará distinciones ni de sexo ni de edad. Además, recogerá todas las armas del pueblo (la mayoría de caza o viejas antiguallas) y formará una milicia local con los ancianos y los niños, tampoco podrá reparos con la edad, aunque sí con el sexo).

Durante toda esta escena, los personajes deben tener la sensación de que se les ha caído el cielo encima. El líder nazi les presionará, les contará historias de los horrores que hacen los estadounidenses a las mujeres y a los niños, de cómo matan a los viejos y cómo roban y saquean todo lo que encuentran. Les hablara de la gloriosa resistencia de Stalingrado y les dirán que Horn se debe convertir en el Stalingrado del Rhur. En resumen, los personajes deben terminar asustados de lo que se les viene encima y durante todo el proceso no deben dejar de trabajar o prepararse para la guerra.

Llega la 116ª División Panzer

Al día siguiente, por la noche, la otrora numerosa 116ª División Panzer ha quedado reducida a no más de 800 personas y todas ellas tienen que cubrir un frente de unos 14 kilómetros. Eso quiere decir que al pueblo de Horn llegan poco más de 20 personas. Traen un cañón antitanque de 37mm, varias ametralladoras pesadas y varios Panzerfaust. El oficial al mando no está muy contento con todo lo que ve en el pueblo de Horn y habla, en realidad discute, con Josef Borgeln, el líder nazi. Sólo aquellos personajes que estén trabajando en las barricadas o formen parte de la milicia se enterarán de la discusión. En resumen, los dos puntos importantes del desacuerdo son:

  • El oficial de la 116ª no ve bien que los civiles estén intentando defender la ciudad. Él ha combatido contra los estadounidenses y esas barricadas de madera (él dice: "esas mierdas de palos") no van a detener a los sherman estadounidenses. Sin embargo, Josef Borgeln le dice que es la máxima autoridad militar de la ciudad (le nombraron los SS) y que la ciudad se defenderá con todos los hombres disponibles.
  • El oficial de la 116ª desea algunos suministros para sus hombres (principalmente comida) y pide a la población que comparta sus alimentos. Josef Borgeln le dice que no tienen alimentos para compartir (es mentira, en el sótano de Borgeln, por ejemplo, hay una buena cantidad de raciones de emergencia).

Además de lo anterior, el oficial panzer le cuenta que los estadounidenses están en Ebbinghaussen y Berenbrock. Ambas ciudades son vecinas de Horn al sur, por lo que no tardarán mucho en aparecer. Los soldados de la 116ª se colocarán en diversas posiciones en el pueblo (incluyendo el campanario de la iglesia) e intentarán confraternizar con la población de Horn para que les den alimentos. Si traban amistad, les aconsejarán que cuando empiecen los combates se refugien en los sótanos de las casas y que tengan mucho cuidado cuando se vayan los estadounidenses, detrás de ellos viaja una horda vengativa de prisioneros liberados. En Berenbrock hay un campo de prisioneros rusos que acaba de ser liberado. No deben estar muy contentos. Si les preguntan sobre la ofensiva les dirán: "ofen... ¿qué?"

El objetivo de esta escena es conseguir que los personajes duden de la viabilidad de su futuro. Se pueden haber dado cuenta que la organización militar es un caos y que los mandos militares ya no saben lo que hacen. Las tiradas de moral deben ser habituales y la situación debe pintar muy mal. Puedes agravar la situación con algún saqueo por parte de la 116ª si los habitantes no se muestran muy cooperativos. También puedes hacerles darse cuenta que los SS han desaparecido. De hecho, lo hicieron la noche anterior (a la vez que llegaban los de la división panzer). Uno de los SS ha desertado y ha intentado esconderse en el pueblo. Si uno de los PJ es el cura, le pedirá ayuda, sino, se esconderá en el sótano de alguno de los PJ (le descubrirán cuando intenten refugiarse en él).

El 58º Batallón de Infantería Acorazada

Por la carretera se verán los elementos de avanzadilla de una unidad acorazada estadounidense. Es la primera señal de que van a atacar Horn. Algunos ciudadanos de Horn comenzarán a colgar sábanas blancas de las ventanas. Es una señal hacia el enemigo diciéndoles que en ese edificio no hay soldados y nadie va a dispararles. Algunos seguidores del líder nazi pueden disparar a las casas con las sábanas como un aviso para que las quiten.

Cuando los estadounidenses estén a pocos metros de la población, les atacarán los soldados de la 116ª panzer y retrocederán. Ningún vehículo será abatido ni habrá bajas, pero es la forma de actuar de los estadounidenses. A las pocas horas descubrirán el por qué. Primero caerá una bomba en el centro de la ciudad, luego una segunda y finalmente comenzará un intenso bombardeo de artillería. Este se centrará en la iglesia (el campanario es un excelente puesto de observación) y en la zona sur de la ciudad (donde estaban las posiciones de la 116ª).

Tras una primera hora muy intensa, el bombardeo se reducirá a una bomba cada 5 minutos (aproximadamente) que machacará, eso sí, durante toda la noche. A la mañana siguiente el bombardeo continuará con mayor intensidad y se extenderá a toda la ciudad, reduciéndola a escombros (si nadie lo evita, ver más adelante).

Por la noche habrán sucedido dos cosas:

  • La 116ª Panzer se replegará a nuevas posiciones más al norte. Abandona Horn porque no es defendible.
  • El líder nazi habrá desaparecido. Sí, él y alguno de sus compañeros habrán abandonado la ciudad al abrigo de la noche.

La mejor forma de mostrar que has acabado con la guerra es destruyendo tus propias armas, como este soldado alemán tras la rendición de la bolsa del Rhur

En esta escena hay varias cosas a tener en cuenta para los personajes.

  • La supervivencia al bombardeo. Utiliza las reglas del libro básico para simular la primera hora de bombardeo (o el bombardeo final) si sucede.
  • Las actuaciones post-bombardeo. Habrá incendios, personas enterradas en los sótanos, cadáveres que identificar y enterrar, etc. Tras el bombardeo no basta con lamentarlas pérdidas. De hecho, no tienen ni un minuto que perder si no quieren que las cosas se compliquen (se propaguen incendios, se extiendan enfermedades, se asfixie la gente sepultada, etc.)
  • Por último, una vez constaten que las autoridades militares de la ciudad han desaparecido, deberán convencer a los Aliados para que detengan el bombardeo (si no se les ocurriera hacerlo, les bombardearán). No bastará con poner sábanas en las ventanas. Alguien deberá ir a hablar con los estadounidenses y, posiblemente, quedarse de rehén con el peligro de ser fusilado si en Horn aparece algún tipo de resistencia.

Los estadounidenses permanecerán en la ciudad varios días y no tratarán bien a los alemanes. Registrarán todas las casas, se apropiarán de los objetos de valor que encuentren (muchos estarán enterrados en las afueras de la ciudad si los habitantes de Horn han sido igual de precavidos que sus vecinos). Quitarán los relojes y las carteras a los varones (aunque respetarán a las mujeres). A todo el que vean vestido de militar lo detendrán y enviarán a retaguardia y a todo el que crean que es un soldado (aunque esté vestido de civil) le tratarán como soldado (excepto que una madre llorosa le convenza de lo contrario) y a todo el que sospechen que es de la SS le fusilarán. A los miembros del partido nazi (o que sospechen que lo son) los detendrán y se los llevarán (sin más explicaciones). Y elegirán un par de casas, echarán a sus ocupantes y las usarán de cuarteles o centros de mando.

Los días finales

Pasada la batalla, los estadounidenses abandonarán la ciudad sin dejar ningún defensor ni ningún tipo de policía. De vez en cuando verán pasar policías militares y convoyes de suministros y oirán ruidos de combate alejándose hacia el norte. Los habitantes de Horn serán testigos de diversos acontecimientos en los siguientes días:

  • Llegada de soldados alemanes: el avance Aliado deja a algunos soldados alemanes separados de sus unidades. Muchos sólo esperan encontrar un sitio donde esperar a que acabe la guerra. Otros intentan volver a casa y otros intentan retornar a sus unidades de origen. Pueden ir armados o no, pero si los Aliados los descubren pueden motivar un combate en la ciudad. Por esa razón no serán muy bien recibidos.
  • Trabajadores: en Alemania, había una enorme cantidad de trabajadores extranjeros (muchos forzosos). Tras la destrucción de las fábricas y la evacuación de las mismas, muchos han quedado sin nadie que les provea de alimentos y el ejército Aliado tiene aún cosas que hacer antes de ocuparse de repatriar a gente. En general será gente hambrienta que busca algo con lo que poder llegar al siguiente pueblo y así volver a su casa.
  • Prisioneros: también había en Alemania muchos prisioneros de guerra que, en general, no fueron muy bien tratados en los días finales de la guerra. Además, si son rusos o polacos el maltrato pudo alargarse muchos años. Ahora están enfadados y buscan venganza. Grupos de prisioneros, con experiencia militar, se organizaron en bandas de forajidos y atacaron las ciudades. En ocasiones para robar comida, pero también para vengarse de los alemanes matándolos o violando a sus mujeres. [Por ejemplo, en una zona cercana a Horn, dos prisioneros rusos se apoderaron de una motocicleta alemana abandonada, consiguieron gasolina y se dedicaron a viajar por los pueblos disparando desde la motocicleta a todo el que veían]. Si la policía militar pillaba a los prisioneros "in fraganti" generalmente evitaba lo que estuvieran haciendo, pero no les detenían.

Los personajes se pueden enfrentar de muchas maneras a la llegada de estos invitados. En el caso de los prisioneros violentos, la única forma de detenerlos será con violencia. Deberán organizarse y luchar por proteger lo que es suyo. En otras palabras, pueden poner un par de escenas violentas en las que los personajes deberán repeler ataques de prisioneros más o menos desorganizados alternándolas con escenas con otros "invitados". Es una forma de hacer que el final de la partida tenga bastante acción. Además, en estos momentos, a nadie le extrañará que una mujer coja un rifle para evitar que la violen.

Alguien podría pensar en la alternativa de hablar con los estadounidenses para que les protejan, pero no les harán caso hasta que no acabe la guerra (lo que no ocurrirá hasta principios de mayo). En todo caso, el fenómeno de los "invitados" se va desplazando con el frente. En unos pocos días, habrá pasado y, por fin, los habitantes de Horn podrán decir: "se acabó la guerra"

Nota final

Los sucesos de Horn no fueron raros en Alemania, Muchas ciudades alemanas de la parte occidental siguieron una pauta similar ante el avance Aliado (especialmente ante el avance estadounidense). Hemos escogido el nombre de Horn como un ejemplo de todas estas ciudades. Hemos intentado ser fieles a la historia presentando los nombres de las unidades que participaron y las ciudades cercanas, pero las personas y los hechos descritos se han adaptado a la trama y a la historia.

En realidad, el 4 de Abril de 1945, el 58º Batallón de Infantería Acorazada intentó entrar en la ciudad. En las ventanas de la ciudad había banderas blancas, símbolo de "sin problemas", pero se detuvieron al recibir fuego enemigo. Eran unas pocas unidades de la 116ª panzer. La ciudad fue bombardeada por la artillería americana y las unidades de la 116ª se retiraron al abrigo de la noche. El bombardeo iba a continuar al día siguiente y las tropas iban a entrar por la fuerza en la ciudad, pero tres ciudadanos de Horn (Becker, Keegraf y Kerker) cruzaron la tierra de nadie por la noche y llegaron hasta Lippstadt donde sacando al Alto Mando estadounidense de la cama le convencieron de que no había alemanes hostiles en la ciudad. En la segunda intentona estadounidense al día siguiente, el 58º batallón entró sin problemas en Horn.

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