Editorial
Hemos vuelto de las Ludo Ergo Sum hace ya casi un mes y aún nos dura la sonrisa de las buenas sensaciones y del cariño que allí recibimos. Esas cosas son las mejores de este tipo de eventos multitudinarios, ver a la gente, sobre todo después del paréntesis, también es bueno, pero, me vais a perdonar, son agotadoras. La logística de preparar, ir, montar, desmontar, volver y colocar ha llegado ya a un volumen que ya casi no nos lo podemos permitir (ni tenemos edad para ello, seamos sinceros).
Y sin embargo, a pesar de lo que se quejan mis viejos huesos, una de las grandes cosas que tienen las jornadas (y que no sabíamos que echábamos de menos) es que volvemos cargados de ideas. Algunas aparecen en esta revista, otras en las siguientes y de las demás, sabréis en el futuro. Esa es la magia de las jornadas de rol.
#yojuegoarol
|