Editorial

El día 13 de noviembre, mientras cerrábamos la revista, se celebraba el Día de las Librerías. Como siempre vamos atropellados de tiempo, no pudimos mostrarles nuestro cariño como se merecían, ni siquiera pudimos visitar alguna. Casi todos nosotros tenemos alguna historia con una librería: ese consejo que nos descubrió un universo entero de ficción, esos amigos que conocimos curioseando un juego, esa partida donde nos iniciamos por primera vez, esas jornadas de las que nos enteramos por un cartel. Esos instantes son uno de los mayores tesoros de las tiendas donde hay rol porque, confesémoslo, no somos ni la afición mayoritaria que nos gustaría ni somos el sustento de todas esas tiendas del ocio. La mayoría no fuimos (o no vamos) a las tiendas a comprar rol, pero allí lo descubrimos, junto al último cómic de Batman, a la última novela de Juego de Tronos o a la última caja de marines del Caos. Estar ahí es un tesoro y es gracias a que en esa tienda, en esa librería hay alguien que apuesta por nosotros. Gracias por estar ahí y por dejar que estemos con vosotras.