Granatbüchse Modell 39

El primer rifle antitanque de la historia fue el Mauser 1918 T-Gewehr de origen alemán (lo que tiene cierta lógica al ser los primeros en sufrir un ataque de carros de combate). Tras la guerra, el concepto de un arma portátil que permitiera a los infante abatir a los carros enemigos no se olvidó en ningún país, incluyendo Alemania. De este concepto surgieron dos ideas: el lanzagranadas de carga hueca y el rifle antitanque. Del primero se desarrollaron los panzerfaust, PIAT, bazooka y demás, del segundo, entre otros, el Panzerbüchse 39.

El rifle antitanque Panzerbüchse 39 es el modelo desde el que los alemanes desarrollaron el Granatbüchse Modell 39. En 1941, a finales, comprobaron que su rifle antitanque se estaba quedando obsoleto. Su capacidad de penetración era ineficaz contra los blindajes de los carros de esa época. Pararon la construcción de PzB39, pero habían construido casi 40.000 armas de ese modelo.

Una de las soluciones adoptadas, además de seguir usándolo como arma contra vehículos ligeros, fue el Granatbüchse Modell 39. Se acortó su longitud (por ambos extremos) y le incorporaron un Schiessbecher (el mismo que el del Mauser Kar 98K). Este salida le permitía que se le acoplara una granada de fusil estándar: la Gewehr Sprenggranate (contra infantería) o la antitanque: Gewehr Panzergranate 30 y la Gross Gewehr Panzergranate (mayor que la anterior). Estas granadas se podían disparar gracias a una munición especial de madera (que era la que empujaba la granada) que utilizaba el mismo cartucho que el rifle antitanque. El alcance máximo estaba entre 100 y 150 metros (dependiendo de la granada). El GrB39 se mantuvo en servicio hasta el final de la guerra.

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