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viernes, 29 de marzo de 2024


 

Tito

Josip Broz

"Tito"

1892-1980

Posiblemente, Tito, fue uno de los grandes personajes de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría posterior. Su figura, controvertida, está a la altura de otros personajes de la época: Churchill, Stalin, Hitler, aunque generalmente se le suele olvidar por pertenecer a un país que no fue una potencia en la guerra.

Josip Broz nació en Kumrovec, un pueblecito de Croacia bastante humilde y donde nadie hubiera adivinado el futuro del joven Josip. Apenas sabía leer y mucho menos escribir. Según sus memorias más oficiales no leyó su primer libro entero hasta la edad de 30 años. Sin embargo, el ambiente agrario y proletario en el que se crió le abrió las puertas hacia las ideas colectivistas y comunistas llegando a ser jefe de un pequeño partido comunista en la clandestinidad. A la edad de 20 años se podía decir de él que era un romántico (en el viejo estilo). Yugoslavia aún no existía como país y el se dedicó a recorrer el imperio austrohúngaro (donde Croacia estaba incluida) dedicándose a mil oficios y mil tareas. Las fuentes más próximas a él hablan de cierta afición en aquellos años a encandilar a las señoras maduras, como Marusa Nokanova con la que tuvo un hijo. El número de relaciones con mujeres (e hijos con ellas) es tan alto que es imposible relacionarlas todas en este artículo.

Durante la Primera Guerra Mundial luchó en el frente ruso contra las tropas del zar como suboficial. Fue capturado y hecho prisionero en 1915, pero como a otros muchos comunistas de aquella época la revolución bolchevique de 1917 supuso la liberación y el inicio de un adoctrinamiento en las ideas comunistas soviéticas. En aquella época, las escuelas para revolucionarios eran habituales y en ellas coincidió con otros personajes que luego tendría mucha relevancia política en otros países, aunque ninguno como la de Tito. Dentro de la paradoja, en estos años, Josip eran capaz de hablar y entender siete idiomas diferentes, aunque apenas sabía leer y escribir. Otra gran paradoja es que tocaba de oído el piano (tampoco sabía leer música).

En 1920, acabada la Gran Guerra, regresa a Yugoslavia e inicia la fundación de un partido comunista nacional. Al principio lo hace de forma tímida, pero su crecimiento (alentado por el ejemplo ruso) es tan veloz que en 1922 las autoridades yugoslavas, que apenas tenía 3 años de experiencia en esto de ser un país independiente, lo declaran fuera de la ley. Tito continúa forjando el partido comunista en la clandestinidad, mientras organiza manifestaciones e incidentes por todo el país. Cinco años después es nombrado Secretario de la Unión de Obreros del Metal y tras un año en el cargo es encarcelado por cinco debido a sus actividades subversivas ("peligroso comunista agitador" decía la sentencia). la cárcel no es un freno y desde ella sigue organizando actividades.

Tras salir de la cárcel, Tito pasa una nueva temporada en Rusia, hasta finales de 1936 en el que las autoridades soviéticas consideran que es apropiado que vuelva a su país. Él no lo hace, sino que se dedica a viajar por diferentes capitales europeas: Viena, París en las cuales hace campaña a favor del envío de voluntarios en apoyo al Gobierno de la República española. A pesar del apoyo que solicita, él no es uno de los voluntarios de las Brigadas Internacionales, sino que decide regresar a su país y retomar las actividades de su partido del cual es nombrado Secretario General en 1937. Sigue sus actividades poniendo cada vez más en jaque al gobierno yugoslavo. Ni siquiera el inicio de la Segunda Guerra Mundial puso freno a esta actividad.

En 1941, cuando los alemanes invaden Yugoslavia, una de las razones para hacerlo (además de la real de apoyar a Italia en la guerra contra Grecia) es el peligro de una sovietización en Yugoslavia, peligro que Hitler (a punto de atacar la Unión Soviética) no podía ignorar.

Tito, sobrenombre que se pone durante su estancia en la cárcel, y su organización comunista forman uno de los grupos de resistencia contra la invasión. Grupos que, aunque con un objetivo común, nunca llegaron a ponerse de acuerdo y que incluso llegaron a enfrentarse con otros grupos yugoslavos (como los "Ustachas" croatas de Ante Pavelic). Esta es otra de las grandes contradicciones de la figura de Tito. Croacia, en teoría, era un país independiente (gobernado por Ante Pavelic al estilo de la Francia de Vichy) con un ejército (los "Ustachas") cuyo objetivo final era acabar con todos los serbios (sus matanzas son una de las páginas más negras de la guerra). Tito era croata de nacimiento y lideraba un ejército compuesto en su mayoría por serbios, bosnios y montenegrinos cuyo objetivo final era mantener una identidad nacional completamente artificial (Yugoslavia) producto de los acuerdos del final de la Primera Guerra Mundial.

Las fuerzas de Tito utilizan una táctica guerrillera diferente a la que hasta entonces (y después) usaban los grupos de resistencia. En vez de atacar y dispersarse (como hacían los partisanos soviéticos), Tito atacaba y controlaba regiones. Eso le permitía dos cosas: poder establecer bases de aprovisionamiento con los Aliados (pequeñas pistas de aterrizaje) y tener una base social de la que nutrir sus filas. Naturalmente, los alemanes e italianos atacaban las posiciones liberadas por las fuerzas de Tito, pero dado el terreno, era fácil defenderlas y si alguna vez la defensa no era posible, todas las fuerzas (incluyendo mujeres, niños, ganado, etc.) se desplazaban a una nueva zona, también montañosa y libre (o poco ocupada) de enemigos. a consecuencia de esta táctica fue que los alemanes se vieron obligados a emplear un número enormes de fuerzas para perseguir una especie de ejército móvil y que Tito pudo "presumir" de haber mantenido zonas de Yugoslavia libres durante toda la guerra. De esta forma, las Brigadas Proletarias Móviles (así se denominaban) pasan de Uzice (Serbia, otoño 1941) a Ravna Gora. De ahí a Zlator de donde, tras un duro ataque italiano en 1942, se mueven hasta Bosnia en torno al Monte Foca y el río Drina. Aquí tuvieron muchos problemas con los ataques alemanes, pero tras una larga marcha, alcanzaron Boranski Petrovac. Allí son atacados duramente por los alemanes, pero los partisanos, casi encerrados, no se trasladan, sino que deciden atacar rompiendo el cerco en la famosa batalla del valle del Neretva por donde escapan hacia Montenegro, en los alrededores de Jaice. Los alemanes les dejan en paz durante casi un año, pero nuevamente ataca con más de 22 divisiones y los partisanos vuelven a cambiar de sitio hacia Dvar. En Mayo de 1944, los alemanes lanzan una nueva ofensiva. la operación "Rosselsprung" (movimiento del caballo de ajedrez). Es un último intento de acabar con los partisanos yugoslavos, pero es fútil ya que vuelven a escaparse hacia Bosnia. La llegada del verano es también la llegada de la invasión de los Balcanes por parte de la Unión Soviética y el fin de cualquier gran ofensiva contra las tropas de Tito.

A partir de ese momento, los alemanes dejan de ser un problema para el Mariscal (es el rango militar que se ha dado a si mismo). Tal vez fruto de una ambición personal o de una verdadera identidad nacional desarrollada en los años de lucha partisana, pero la verdad es que Yugoslavia pasa a ser el problema importante. Tito no quiere una Yugoslavia repartida ni diseñada por los "grandes", quiere una Yugoslavia de los yugoslavos (y comunista, de paso). Por ello, las Brigadas Móviles se convierten en un ejército ofensivo con dos objetivos: Trieste, para evitar que los Aliados entren en Yugoslavia desde el frente italiano y Belgrado, para evitar que los rusos liberen la ciudad. Si los Aliados se dieron cuenta de esta maniobra, nada pudieron hacer para evitarla. Cabe pensar que los Aliados Occidentales sí se dieron cuenta y que por ello colaboraron tan estrechamente con Tito (mandando incluso al hijo de Churchill como asesor británico junto al Mariscal) como un mecanismo para frenar la expansión rusa en los Balcanes. Era el inicio de la Guerra Fría, los alemanes aún no habían sido derrotados, pero los Aliados ya movían fichas en el nuevo terreno de combate.

Tito consiguió llegar a Trieste sin problemas (de hecho, se sabe que los Aliados no hicieron un esfuerzo real por llegar antes que las tropas yugoslavas). Belgrado fue diferente porque las tropas resistentes de Mijailovich (pro-monárquico) y de los rusos estaban más cerca de la capital que las propias tropas de Tito. Pero forzando una marcha inhumana a sus hombres por un lado y por otro desautorizando a Mijailovich frente a los mando Aliados con una hábil política de bambalinas, consiguió que sus Brigadas Móviles entraran las primeras en Belgrado y que Tito fuera recibido en la capital como un libertador.

El final de la guerra llevó al reconocimiento de Yugoslavia como nación y de Tito como su indiscutible líder. En plena Guerra Fría fue un hábil político que trajo de cabeza a los grandes líderes del mundo. Stalin, por ejemplo, se consideró traicionado y rompió relaciones con él, aunque sus sucesores en el Kremlin se esforzaron en enmendar este error. Por otro lado, Yugoslavia mantuvo muy buenas relaciones con sus vecinos, comunistas y occidentales, pero fue uno de los impulsores del Movimiento de Países no alineado. Durante todo su mandato, hasta 1980, Tito jugó el juego de dejarse querer por todo el mundo. A los soviéticos no les interesaba romper con él y que demostrara que se podía sobrevivir fuera de la ayuda de la Madre Rusia. Preferían tratarle como un hijo rebelde que pronto volverá a casa apenado. Por otro lado, las potencias occidentales, Alemania Occidental, Francia, Inglaterra y los Estados Unidos estaban interesadísimos en llevarse bien con Yugoslavia para que nunca tuviera deseos de volver al redil comunista. Aprovechando ambas bazas, Tito supo comerciar con ambos bandos sin perder nunca su identidad de no-alineado.

Sin embargo, a pesar de sus grandes logros militares en la Segunda Guerra Mundial y sus grandes logros como político internacional que mantuvieron a Yugoslavia a salvo de la Guerra Fría, Tito fracasó y esta es, tal vez, su mayor contradicción. No supo (o no quiso) preparar a su país para su desaparición. De las consecuencias de esta falta de previsión hemos sido testigos en los últimos años con los conflictos en Croacia, en Bosnia, en Kosovo, en Macedonia. Conflictos que nos han permitido ver imágenes que nada tenían que envidiar a los "Ustachas" croatas de la Segunda Guerra Mundial de los que Tito tanto renegaba.

 

 

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Cita

«Si puedes abatir a tu enemigo desde lejos, no dejes que se acerque.»

Sgto. Instructor Gómez