En esta tu segunda entrada en la Biblioteca de Ös vamos a tratar de desvelar los
misterios de la turbulenta Nada que separa los continentes comúnmente conocida como El
Vacío. Se denomina Vacío a las masas de aire que separan los
continentes de Eriloe. A pesar de su nombre dista mucho de estar vacía, ya que vientos,
nubes, corrientes de aire, extraños animales y osados aeronautas pueblan esta inmensidad
sin fondo. Nadie sabe que hay al final del Vacío, de hecho se cree que continúa y
continúa sin final. Los ríos que mueren en la costa se precipitan hacia abajo en enormes
cascadas, pero el agua nunca llega a ningún sitio porque al caer se meteoriza y vaporiza
formando una permanente neblina que cubre todo el Vacío. Las diferencias de temperatura y
las corrientes hacen que algunas parte de la neblina se eleven formando las nubes sobre el
cielo de Eriloe. Por el día, esta neblina se ve blanca y, debido a la distancia, con
falta de nitidez. Por la noche, la neblina se ilumina con una fantasmagórica luz que da
brillo a la noche e impide que la oscuridad reine, realmente, en el mundo de Eriloe. El
brillo de la neblina es equiparable a las noches de luna llena de verano en nuestro mundo,
aunque claro, según nos alejamos de la costa, este brillo se va notando menos y en las
zonas más al interior realmente no es perceptible haciendo que la oscuridad sea casi
total solo rota por la luz de las estrellas. Algunas personas saben orientarse hacia la
costa guiándose por el resplandor en el horizonte.
El agua que se precipita desde los ríos genera en la neblina una
corrientes que por convención elevan ésta en las zonas más alejadas de la
desembocadura. Añadido a este fenómeno está el efecto de la sombra de las masas
terrestres sobre la neblina creando diferencias de temperatura y corrientes bastante
violentas. Estas corrientes se manifiestan (atenuadas) a la altura de navegación como
peligrosas turbulencias. En las zonas donde ambos efectos se suman (la elevación de la
neblina y las corrientes), la navegación estable puede convertirse en tarea de maestros.
Añadido a este fenómeno hay que añadir las propias corrientes aéreas y tormentas de la
zona del Vacío que queda por encima del nivel de navegación y que en algunos momentos
del año y en algunas zonas pueden alcanzar la categoría de huracanes.
Hemos estado hablando del nivel de navegación y todavía no hemos
explicado cómo es posible esto. Los eriolitas denominan a los ingenios que surcan el
Vacío naves y así las diferencian de los barcos y botes que viajan por los lagos y los
ríos. En Eriloe crece un árbol de grueso tronco que se llama tillium. Estos
árboles no tienen gruesas raíces como tienen por costumbre otros árboles de la flora
local sino que flotan por encima de la superficie. Unos pequeños zarcillos que crecen de
sus hojas les permiten aferrarse al suelo para no ser arrastrados por el viento, pero esos
mismos zarcillos en forma espiral les permiten desplazarse buscando zonas húmedas. La
particularidad de los tillium, uno de los seres vivos más mágicos de Eriloe, es que aún
muerto, su ligera madera sigue manteniendo la capacidad de permanecer flotando. Muchos
estudiosos han intentado comprender la razón de ello, pero, hasta la fecha, sin resultado
y la creencia popular es que los dioses que crearon Eriloe decidieron crear los tillium
para que sus habitantes pudieran recorrer el mundo. Algunas creencias afirman que los
tillium son, en realidad, los que mantienen a Eriloe flotando. Esas mismas creencias
entrenan druidas especializados en la protección de este árbol.
Hablando con precisión el tillium no flota simplemente en el aire.
Realmente se mantiene en equilibrio con el nivel del Vacío. Un trozo de tillium que esté
por debajo del nivel tiende a subir hacia arriba, mientras que si está por encima de
dicho nivel experimenta un empuje hacia abajo. Este nivel de Vacío no es constante,
variando con la latitud y la hora del día, siguiendo unos reflujos similares a las mareas
de los mundos oceánicos. Esta es la razón por la que los bosques de tillium se ubican
siempre en zonas de tierras bajas, donde el empuje ascendente del tillium compensa el peso
del árbol. Cuando la marea cambia los bosques de tillium se desplazan en masa buscando un
nuevo lugar de equilibrio en un espectáculo digno de verse. Es habitual que los
aeronautas sigan con interés los ciclos migratorios del tillium para averiguar el ciclo
de las mareas.
Las naves que cruzan el Vacío están construidas con tillium, aunque
no en su totalidad. Generalmente sólo se construye de esta madera el casco y la armadura
del barco (la estructura) mientras que la cubierta y el velamen se construyen de otras
maderas más resistentes a las inclemencias del tiempo en el primer caso o más flexibles
en el segundo. Las naves del Vacío tienen cierta semejanza con los barcos, pero no son
exactamente iguales. Los cascos son más planos (tienen menos altura) y más anchos ya que
no necesitan volumen para mantenerse a flote y si superficie para hacerlos lo más
estables posible. Suelen tener una bodega y una cubierta exclusivamente, pero también se
construyen buques con dos o más cubiertas aunque son raros. Al igual que los barcos, las
naves tienen proas redondeadas para favorecer el avance, pero a diferencia de estos,
carecen de adornos o figuras en su parte superior y suelen terminarse con formas
redondeadas. Estos mascarones de proa ricamente ornamentados propios de algunos barcos
suelen estar colocados en la popa sobre un mástil llamado guía. Las naves utilizan velas
cuadradas para conseguir impulsarse con el viento. Son muy raras las naves con más de dos
palos y más raras aún las naves con más de dos velas superpuestas. Algunas naves llevan
velas triangulares, pero no es una vela muy segura para la navegación y tan sólo los
capitanes más intrépidos se atreven a desplegarlas. Sobre el Vacío, un exceso de altura
en el velamen puede hacer que un fuerte viento lateral haga zozobrar la embarcación que
se dará la vuelta arrojando a todos sus ocupantes a una muerte segura.
A pesar de lo que pueda parecer al principio, los navíos también se
impulsan con remos. Estos remos están construidos con dos maderas, tillium para la pala y
cualquier otra madera resistente y flexible para el asta. Los remeros, esclavos por lo
general, hacen fuerza con el remo hacia abajo y hacia atrás. El tillium de la pala se
opone a este movimiento por debajo de su altura de flotabilidad y esa oposición empuja la
nave hacia delante. Los remos permiten a una nave alcanzar velocidades relativamente
lentas en comparación con todo el velamen desplegado, pero en situaciones de emergencia
(combates, huidas), en maniobras (atraque y desatraque en puertos) y los días sin viento
no hay más remedio que recurrir a ellos.
Este mismo efecto de búsqueda del punto de equilibrio es lo que impide
que las naves vuelquen a la mínima racha de viento. Cuando el aire empuja las velas estas
tienden a girar el casco de la nave, como el tillium intenta mantener su altura de
navegación en todo momento, la parte que se eleve, hará fuerza para bajar mientras que
la parte que baja la hará para subir. Esta oposición impide a las velas apartarse del
camino del aire obligando a éste a empujar el barco. Un exceso de velas o un exceso de
viento puede hacer que la nave se incline demasiado e, incluso que llegue a darse la
vuelta. Si esto ocurre, la única esperanza de los ocupantes es no estar sobre la cubierta
y que el esfuerzo del vuelco no parta el casco.
Otro detalle importante es que, en la práctica, las naves no navegan
siempre a nivel del Vacío. Si el barco no desplegara sus velas siempre navegaría al
mismo nivel. Ahora bien, al desplegar las velas, estas, además de empujar el barco hacia
delante, lo elevan hacia arriba y aunque la madera tira del barco hacia abajo, las velas
le pueden dar una altura de vuelo un poco más alta que el nivel cero. Estas diferencias
serán pequeñas de unos 40 metros suficientes para sobrevolar barcos más cargados o con
menor velamen desplegado.
Como cualquier ecosistema, el Vacío tiene su propia flora y fauna. La flora más
abundante es una variedad herbácea del tillium. Estas algas flotan en grandes comunidades
dispersas. Los aeronautas las encuentran muy útiles para adivinar las variaciones del
nivel del Vació. Por lo demás pierden su flotabilidad al poco de ser recogidas por lo
que su utilidad como materia prima es bastante escasa. El resto de especies animales y
vegetales autóctonas emplean vejigas llenas de gas para sustentarse. Algunos animales
voladores continentales se aventuran ocasionalmente en el Vacío para cazar pero nunca se
aventuran demasiado ya que no existe sitio alguno donde posarse para descansar a
excepción de las ocasionales naves y los peligrosos caliñomos. El Caliñomo es una gran
planta de aspecto globoide que flota merced a sus cámaras de gas a unos pocos metros
sobre el nivel del Vacío. Un Caliñomo típico suele tener unos dos metros de diámetro.
Los Caliñomos han desarrollado un sistema de defensa para evitar ser devorados por sus
depredadores. Cuando algo golpea su superficie exhala una nube de esporas urticantes que
causan un fuerte dolor y, si alcanzan los ojos, ceguera. Los aeronautas temen a los
caliñomos puesto que un fuerte viento puede llevarlos a colisionar contra sus naves y
descargar sus peligrosa carga. Otro terror del Vació son los Dast. Estos grandes
depredadores de casi tres metros de envergadura se asemejan a mantas rayas con un giboso
cuerpo central. Vuelan merced a una combinación de sustentación con sus alas y a
cámaras de gas internas. Son precisamente estas cámaras de gas lo que le dan a su carne
un sabor insalubre y hasta tóxico, por lo que no son comestibles. Son muy voraces y a
veces atacan a las tripulaciones de las naves más pequeñas. También suelen perseguir a
los grandes navíos esperando a que un tripulante caiga para agarrarlo mientras cae o, si
el infortunado lleva un chaleco de tillium, devorarlo mientras flota. Los marineros más
veteranos aseguran, sin embargo, que el mayor peligro del vacío no son los Dast sino los
dragones, dicen que pueden aparecer entre la neblina, agarrar un barco entre sus fauces y
arrastrarlo al abismo. Muchos eriolitas creen que son cuentos de viejos lobos del vacío,
pero otros muchos miran con recelo la neblina del fondo mientras escuchan contar esta
historia durante una travesía. |