La posada es regentada por Lukhanos, un antiguo mercenario que hizo fortuna en las calles de Ôs. Le ayuda en esta fatigosa tarea su hija Anisva, aunque es un tanto esquiva y quizá demasiado soñadora.

El viajante que traspase la puerta de madera de la entrada será pronto advertido por el dueño de la posada pues una pequeña campana que cuelga del techo de unos 10 centímetros de diámetro suena cuando el viajero entra en la posada.

Un estrecho mostrador se encuentra nada más franquear la puerta, aquí es donde el posadero atiende a sus comensales que vienen cansados del viaje e invita a los visitantes a que se adentren en su humilde posada.

Al fondo del pequeño recibidor se extiende un pasillo largo, en mitad del cual nacen unas escaleras de la piedra que llevan al segundo piso, donde se encuentran las habitaciones de los comensales.

Justo al final del pasillo este se bifurca en dos estancias, a las cuales se accede por unos huecos quizás destinados a tener puertas algún día, pero huecos y con el marco solamente a día de hoy.

Por la "puerta" de la derecha accedemos a la cocina, lugar restringido para el viajero pero del cual saldrán las ricas viandas que llenarán su estómago y que ayudarán a calmar su sed, es un lugar pequeño, que huele siempre a especias y a lumbre, pues una pequeña chimenea se encuentra al fondo del abultado montón de platos y cacerolas dispuestos a ser lavados en la bañera dispuesta a tal efecto.

Destaca una pequeña trampilla justo en medio de la sala, por medio de la cual, y siempre y cuando el posadero o su esposa no le descubran a uno, puede acceder al sótano, que a su vez sirve de despensa con todo tipo de ricos alimentos y grano, así como de bodega y lugar de descanso del posadero. Los ropajes y una pequeña mesa son toda la decoración con la que cuenta esta sala, junto con un pequeño candil que da luz en este oscuro inframundo al cual el posadero llama "hogar"

Útiles de labranza y apeos varios se encuentran desperdigados por el sótano a la espera de ser colocados en un armario destinado a tal efecto, armario que se encuentra junto al que contiene las pocas y ajadas ropas del posadero y sus pertenencias.

Pero continuemos con la planta baja de la posada, el comedor se extiende en paralelo a la cocina, un amplio espacio si la comparamos con esta última y posiblemente la habitación más grande de toda la posada a excepción del propio sótano, si es que queréis contarla como habitación. Varias mesas se encuentran desperdigadas por toda la sala, y digo desperdigadas por que el posadero, más por dejadez que por otra cosa, ha decidido no colocarlas en ninguna posición concreta pues a los pocos días hay alguna pelea o discusión y las mesas acaban de nuevo en cualquier sitio menos donde deberían.

Si decidís compartir una noche con la gente de la posada y pagáis las piezas correspondientes al posadero podréis tener acceso a la segunda planta, cuatro habitaciones simétricas os esperan en esta segunda planta, tres de las cuales comparten mobiliario y distribución, cuatro camastros de paja en cada esquina y un armario que hace las veces de separador y de estantería en el centro de la habitación y cuya forma es una cruz.

La última de las habitaciones tiene una cama propiamente dicha con doseles y algo menos de suciedad en el suelo, por supuesto su precio es algo más elevado que el de las otras habitaciones, pero si queréis descansar sin tener que aguantar a ruidos vecinos que roncan o provocan ruidos mas turbadores si cabe, es la mejor opción que puedo recomendaros.