Cuenta la leyenda que, en un pasado distante, cuando los medianos
eran una raza oprimida por las razas grandes, cuando criaturas de leyenda hollaban la
llanura de Goram, un mediano de nombre desconocido, recordado simplemente como El Cruzado,
rogó a dioses ahora ya olvidados que le concediesen una montura sin par con la que poder
vencer a los enemigos de su pueblo. En respuesta a sus plegarias los dioses le concedieron
una montura menuda como un poni, valerosa como un lobo y rápida como un corcel.
Esta pequeña historia se puede oír de las bocas de todas las madres,
padres y ayas a lo largo y ancho de la meseta de Raízseca para infundir a los niños
medianos de esta zona de una mezcla de respeto y maravilla ante lo que es sin duda el
mejor producto de su tierra, el caballo Raízseca. Si no fuera por este singular animal
los medianos hace tiempo que, tal como les ha ocurrido a los gnomos, habrían sido
sometidos por las razas grandes, término que usan para referirse a los humanos, los
elfos, los enanos y los orcos (principales habitantes de la Isla Central). A primera vista
un caballo de Raízseca parece un simple caballo en miniatura. Carece de la fuerte
constitución de un poni y tiene el rostro más alargado, guardando una proporción casi
perfecta en relación de sus parientes de mayor tamaño. Sin embargo todo aquel que haga
del cuidado y venta del caballo su profesión verá que poseé unas piernas algo más
largas y un pecho quizá más abultado, engrandecido para alojar un potente corazón. Pero
hay algo más en estos caballos que demuestra su singularidad. Los ganaderos no acaban de
ponerse de acuerdo en que es, pero muchos se inclinan a señalar que hay algo en su mirada
que los hace rápidos, mucho más rápidos de lo que sus cortas piernas dan a entender.
Sea como fuere un caballo Raízseca mide algo más de metro y medio,
haciéndolo ideal para ser usado como montura por los medianos, pero resulta tan rápido
como el caballo más veloz. Su constitución es algo más endeble, pero eso no supone
demasiado problema, ya que los medianos gustan de montar ligeros de armadura. El caballo
Raízseca es eminentemente militar. A nadie se le ocurriría ponerle un arado o sujetarlo
a la yunta de una carreta, entre otras cosas porque su elevado costo hacen que la mayoría
de la gente que se dedique a estas labores prefiera emplear soluciones más baratas como
bueyes, ponis o mulas. Un raízseca es entrenado prácticamente desde que nace para la
guerra. Los medianos han guardado con celo la herencia de esta raza y todos los sementales
tienen como descendencia raízsecas lustrosos, fuertes y rápidos. Según se cuenta
existen cinco sementales cuya descendencia se puede trazar interrumpidamente desde la
montura original de El Cruzado.
Como no podría ser de otra manera los principales compradores de los
raízsecas son los señores de la guerra de Medioburgo. A pesar de que los guerreros más
pobres se tienen que conformar con ponis o perros de monta ningún caudillo que se precie
puede pretende que sus hombres le sigan si no posee una de estas prestigiosas monturas.
De todas las ganaderías de Raízseca cuatro son las más importantes.
La primera y más prestigiosa es la ganadería Ollacaliente.
Está ubicada en los pastizales del Viento Ocre, en el centro de la Meseta Raízseca. Si
propietario, Jurel Ollacaliente se vanagloria de poseer dos de los sementales
descendientes directos de la montura original, aunque uno de ellos lo consiguió con
métodos poco claro. Recurrió a los Apuñaladores para que asesinasen a su anterior
propietario y forzó a su familia a venderlo. Los caudillos más importantes, incluyendo
al gobernador de Torrerogullo, tienen un ollacaliente en sus cuadras. Los ollacalientes
suelen ser blancos, y el signo de su ganadería es una O cruzada por una T con forma de
espiga.
La segunda ganadería está situada a bastante distancia en prestigio
de Ollacaliente. Se trata de la familia Montejo. Sus caballos no están
tan dotados para la guerra como los ollacaliente pero son ligeramente más rápidos y
tienen un porte más fibroso. Son muy buenos para ser entrenados como monturas de paseo y
los favoritos de los prebostes de los Amigos del Cerdo y la Vaca. Su mayor rapidez les
hace también ser codiciados por los Rebeldes de Kusara, aunque normalmente estos últimos
rara vez pueden permitirse tener un raízseca. Los montejo son alazanes y marrones y su
símbolo es una M atravesada por una J.
La tercera ganadería en importancia es la Ríoverde.
Sus caballos son los más estilizados y compiten directamente con los montejo. Hay una
larga tradición de enemistad entre estas ganaderías, fruto del robo por uno de ellos de
un semental original, aunque la identidad del verdadero culpable se ha perdido entre años
y años de disputas. El preferir un ríoverde a un montejo es cuestión de gusto personal.
No pocas reyertas se han originado entre los partidarios de uno u otro ganadero. Los
montejo tienen colores grises y negros. Su símbolo es una R atravesada por tres trazos
horizontales.
Por último está la ganadería Aguasnegras. De todas
las ganaderías de caballos raízseca es la única que no está ubicada en la meseta. Sus
dueños se apropiaron de una docena de sementales robándolos a las otras ganaderías.
Como por aquel entonces eran uno de los clanes más importantes no hubo represalias. Sin
embargo los beneficios extraídos de criar los raízsecas en la fértil llanura de Goram
les han movido a dejar su pasado guerrero por un más provechoso presente ganadero. Los
aguasnegras son más numerosos, lo que les ha propiciado labrarse una reputación de falta
de calidad. Sin embargo su precio es más asequible, y aunque ciertamente no tan dotados
como los de las otras ganaderías, es normal que el primer raízseca de una persona sea un
aguasnegras. El símbolo de los aguasnegras es una A cruzada por una línea ondulante y
suelen tomar casi cualquier color, si bien los grisáceos y alazanes con más comunes.
Un raízseca puede costar entre las 200 y las 1000 p.o., el doble si
está entrenado como montura de guerra. Sus estadísticas son similares a las de un poni,
si bien sufren un 2 a fuerza y un +2 a destreza, teniendo además la velocidad de un
caballo ligero. |