Capital: Agrapûr
Población: 11.230 en el área metropolitana, 5.230 en las afueras. (40% humanos,
35% enanos, 20% medianos, 5% resto)
Gobierno: Vicegobernador nombrado por el consejo mercantil de Ôs
Religiones: Uthai Sym, Covelor, Degram, Jion Mater
Importaciones: Alimentos, industria textil, minerales, objetos manufacturados y
bienes de lujo. En general un poco de todo.
Exportaciones: Lo mismo que las importaciones. Agrapûr es un establecimiento
comercial, no produce nada dentro de sus fronteras salvo unos cuantos alimentos para su
población. Las mercancías simplemente entran y salen del protectorado.
El Protectorado de Agrapûr es la respuesta de Ôs a la expansión
comercial de la República de Ariak y del Reino de Widana en la Gran Federación. Al mismo
tiempo es un intento de la gran metrópoli de explorar nuevos mercados en el sur, ahora
que sus emporios del norte han perdido fuerza a causa de la guerra con el Emperador
Vida y sociedad
Agrapûr es un gran asentamiento que está ubicado en la desembocadura
de un río, el Fana. Los fundadores de la ciudad quisieron en lo posible que el nuevo
asentamiento se pareciera lo más posible a la metrópoli, Ôs. Aunque Agrapûr no tiene
el magnífico puerto de la Capital del Mundo, si que, como esta, se encuentra en lo alto
de un acantilado. Las mareas del Vacío son especialmente amplias en esta zona, aunque
nadie sabe a ciencia cierta el porqué. El tema es que entre la marea mínima y la máxima
hay una diferencia de más de 15 metros. Por tanto a Agrapûr los navíos solo pueden
entrar directamente un par de horas cada medio día. Esto la hace fácilmente defendible
por mar, pero para que el tráfico de mercancías no se interrumpa la ciudad cuenta con
enormes plataformas de tillium que suben y bajan continuamente con la marea. En estas
plataformas se encuentran pequeños almacenes donde ir guardando las mercancías de cada
navío. El puerto de mercancías está en el punto medio de las mareas. De esta manera,
durante la marea alta las mercancías son descargadas de las plataformas a la ciudad
mediante un sistema de poleas y cadenas que conduce la carga mientras esta se deja caer.
Como contrapartida, durante la marea baja se cargan los navíos deslizando por estos
mismos puentes las mercancías hacia las plataformas y de ahí a los navíos. Como quiera
que en Agrapûr están continuamente entrando y saliendo cargas se puede uno imaginar la
frenética actividad de los estibadores, que saben que tienen un tiempo limitado para
cargar y descargar los navíos. De hecho hay un dicho que se ha hecho popular a los largo
de toda la cosa sur de Eriloe. Cuando alguien se queja de estar especialmente estresado u
obligado a trabajar deprisa se le recrimina diciendo que podría ser peor, podrías
ser el práctico de Agrapûr
La ciudad tiene tres tipos de habitantes. Los que vinieron buscando
fortuna y la encontraron, los que vinieron buscando fortuna y encontraron un trabajo de
estibador mal pagado y los que vinieron buscando fortuna y no encontraron nada. Los
primeros, los afortunados, viven en la parte alta, encima del acantilado y a nivel de
tierra. Allí tiene su residencia el Vicegobernador. Este hombre (o mujer) es siempre
miembro del consejo de comerciantes de Ôs. Según como vayan las cosas en la colonia este
destino es al mismo tiempo una recompensa que un castigo. Un vicegobernador hábil puede
amansar una gran fortuna si consigue mantener el débil equilibrio entre las necesidades
de la metrópoli, las exigencias de sus vecinos, los enanos de la Gran Federación y las
zancadillas que le ponen sus competidores directos, Ariak y, en menor grado, Widana.
La clase trabajadora vive en el nivel intermedio, donde la marea tiene
su punto medio. Allí se acumulan los almacenes y la mayoría de los talleres, ya que es
más cómodo procesar las mercancías según llegan que subirlas a los niveles superiores.
Como Agrapûr está en un acantilado no hay demasiado sitio para construir, así que los
talleres se extienden a lo largo de la pared y dentro de ella (esto último gracia a las
grandes habilidades excavadoras de los enanos). La vida es dura, pero suele haber trabajo
para todos, sobre todos si eres enano. En general los capataces de Agrapûr suelen ser
enanos o humanos que saben que deben tener a sus vecinos contentos. Por tanto casi toda la
población de enanos se concentra en este nivel.
Por último está el nivel de la marea baja. Durante los primeros días
de Agrapûr un consejero del vicegobernador tuvo la feliz idea de poner unas redes bajo
las plataformas móviles para recoger las mercancías que se cayesen. Como resultado se
creo una pequeña comunidad de carroñeros que vivían a las sombra de las redes,
aguardando la caída de cualquier mercancía para hacerse con ella antes de que las
autoridades pudiesen recuperarlas. En cierta manera la medida no ha dejado de ser una
buena idea, ya que estas pobres gentes poco pueden hacer con la mercancía que rapiñan,
así que la revenden en el mercado negro por poco valor, de forma que tarde o temprano
acaba en manos de sus legítimos dueños, que pagan gustosos el precio de recompra al
considerarlo unos gastos de recuperación.
Uniendo los distintos niveles hay kilómetros y kilómetros de
escaleras y rampas excavadas en la roca y pequeñas viviendas construidas aprovechando
cavernas naturales. El agua del Fana asegura que todos los niveles tienen agua dulce
constante, ya que ciertos tramos han sido adaptados para recoger el agua y conducirla
hasta la parte más baja de la ciudad. Estas zonas de paso están tomadas por un enjambre
de porteadores, muleros y carreteros que mueven incesantemente sus cargas de arriba abajo.
Más de un pilluelo demasiado listo ha acabado sus días siendo misteriosamente empujado
al Vacío por un carruaje que inexplicablemente había perdido el control.
Sin embargo el Protectorado de Agrapûr es algo más que una simple
ciudad donde entran y salen mercancías. A lo largo de los siglos los gobernadores de Ôs
han aprendido de lo importante que resulta tener una zona de terreno libre controlado para
evitar ataques por sorpresa. Por tanto, cuando Agrapûr fue fundada el consejo de
gobernantes decidió comprar a los medianos de Fonuir un buen cacho de terreno, llamado
Valle Prosperidad, con unas cuantas granjas con las que alimentar a la población de
Agrapûr sin tener que depender de nadie. En general el vicegobernador se mete poco en los
asuntos de los medianos, dejándoles hacer las cosas a su manera, siempre y cuando
aseguren el suministro de comida a la ciudad. Esta zona tiene su propio khemur aunque
solo de forma nominal, ya que oficialmente no se trata de un estado de la Gran Federación
y su gobernador no tiene acceso al consejo de Than-Khala. En esta franja de territorio hay
esparcidos aquí y allá puestos militares a las órdenes directas del vicegobernador. La
dotación de estas guarniciones es toda nativa de Ôs, y forman parte del ejército de la
metrópoli. Ni que decir tiene que pocos enanos ocupan puestos de mando en este ejército
colonial. Desde la capital se explica como un simple ejercicio de prudencia.
Organizaciones Principales
Sociedad recreativa agrapûriana: Si eres alguien en Agrapûr es
porque perteneces a la Sociedad Recreativa. O más bien no eres nadie hasta que perteneces
a esta selecta sociedad. En principio se trataba de un pequeño club de amigos, antiguos
aeronautas de Ôs, que deseaban traerse algo de su ciudad natal para hacer más llevadera
la vida en la colonia. Pronto se corrió el rumor de que en la sociedad recreativa era el
único lugar en el Sur donde se podía encontrar auténtico vino de Xalin y carne aún
tierna de Medioburgo. Cuando el vicegobernador Solei se interesó por las actividades del
club y solicitó su ingreso en él las cosas se desmadraron. Todo el mundo quería entrar
en el club y demostrar que, a pesar de vivir en las destartaladas colonias, podía
permitirse el lujo de vivir con en la metrópolis. Una de las fundadoras originales,
Maikina Ultar, vio el beneficio en el asunto y lo que hasta ahora era un grupo de amigos
informal se convirtió en un selecto club social con una fuerte cuota de admisión y en el
que solo se entraba por invitación. Hoy en día se pagan auténticas fortunas por comprar
una plaza y Maikina y sus colegas son cada día más ricos y con más influencia.
La Legión Colonial: La pérdida de Interivêr enseñó una muy
valiosa lección a Consejo de Ôs, si de verdad necesitas una colonia, no confíes su
defensa a mercenarios. Hasta la fecha Ôs había confiado en su mayor poder económico
para defender sus posesiones terrenales, sin embargo con Agrapûr están intentando hacer
algo diferente. Rescatando a la más baja estofa de las calles de Ôs han formado una
unidad militar con una rígida disciplina pero con fuertes lazos de camaradería y un amor
por la metrópoli que ralla en el fanatismo. La oficialidad está compuesta por miembros
de antiguas familias militares osianas, que no sienten la llamada del Vacío pero desean
continuar con la tradición familiar de la vida castrense. Como consecuencia la Legión
Colonial posee una lealtad indiscutible y consideran la región de Valle Prosperidad como
si fueran los mismísimos suburbios de Ôs.
La Vanguardia: Antes de la llegada de Agrapûr no había casi
humanos en la Gran Federación. Las gárgolas eran toleradas porque ya vivían allí
cuando llegaron los enanos y los medianos por su habilidad para la granja y porque, a fin
de cuentas, llevan en la Gran Federación casi tanto tiempo como los enanos. Pero los
humanos de Agrapûr son algo diferente. Muchos enanos ven al Protectorado como una
invasión disfrazada con traje de oro, y unos pocos no están dispuestos a que esta
invasión prospere y traiga la decadencia y el crimen. La Vanguardia se dedica a hacer
pequeñas acciones de sabotaje y a extorsionar y amenazar a los comerciantes enanos que se
asientan en Agrapûr. El secretario del vicegobernador Solei murió asesinado por estos
disidentes y varias cargas se han perdido por misteriosos accidentes en los puertos. No
son pocos los que quieren ver a la Vanguardia como una sección de la Última Guardia, sin
embargo los miembros de la Guardia que son interrogados al respecto desmienten dicho
rumor.
Las Arañas del Vacío: Allá donde haya beneficio aparecerá una institución
para sacar aún más provecho del él. Esta máxima universal se cumple en todas partes,
desde las más altas esferas hasta los más bajos fondos. Cuando un consejero de Ugrein,
el anterior vicegobernador, le convenció para colocar las redes bajo el puerto pronto se
vio el beneficio que se obtendría de esto, sobre todo para los más desfavorecidos. Al
principio las Arañas eran simples pilluelos que se aprovechaban de sus enjutos cuerpos
para trepar a toda velocidad por las redes y coger algún que otro botín. El cabecilla de
estos niños de la calle era conocido como Vicen, La Araña. Se hizo de una suerte de
reputación, espantando a cuantos quisieran quitarle el territorio. Los adultos de los
bajos fondos se fijaron en ellos y quisieron apropiarse de su negocio, pero Vicen, que ya
contaba con 17 años y era bastante espabilado, no se dejó amedrentar y consiguió
mantener su independencia a base de juiciosos sobornos, palizas y asesinatos. Actualmente
las Arañas deben pagar un pequeño tributo a los señores del hampa, pero hacen
prácticamente lo que se les antoja. Cuando algo cae al Vacío acuden en manada trepando
por las redes con planchas de tillium sobrecargadas. Cuando encuentran algo de valor los
sujetan a la plancha, que está sujeta por una cuerda a tierra firme, y sueltan el lastre.
La plancha vuela por encima de las redes y es recogida hasta tierra. Las Arañas tienen
una norma no escrita en la que son muy estrictos (de hecho es la única ley que respetan),
toda mercancía recuperada pasa una cuarentena de un día con el fin darle
tiempo a su legítimo propietario para que recupere la mercancía perdida acudiendo
directamente a estos pillos. Esta norma ha probado ser muy beneficiosa en numerosas
ocasiones. |