El Espinazo de la Serpiente es una larga y estrecha cordillera que marca la frontera
natural entre la República de Ariak y la Gran Federación. Con picos que oscilan los 1500
a 4000 metros de altitud se trata de una de las cordilleras más escarpadas de Eriloe. El
Espinazo comienza casi en el Vacío, en una formación de colinas conocidas simplemente
como la Cola de la Serpiente. Después continúa unas 400 millas en dirección sur-sureste
hasta ser absorbida por la Cordillera Covelina. Como ya se ha dicho en su mayor parte
está compuesta por picos muy escarpados aunque hay aquí y allá algunos accidentes
geográficos que interrumpen esta monotonía. El primero de ellos es el
ya sobradamente conocido paso de Laen. Realmente deberíamos hablar del primero conocido,
ya que existen rumores no confirmados, nacidos de las tribus de orcos montañeses que la
habitan, de una meseta escondida entre los abruptos picos de la cordillera a la altura de
Pequeña Cima. Los orcos aseguran que en esta meseta se puede acceder a un antiguo
asentamiento enano, arrebatado por ellos a sus legítimos dueños hace ya incontables
años. Si esto es tan solo fruto de la bravuconería de los orcos nadie puede saberlo, ya
que ni tan siquiera los miembros más osados de la Sociedad Geográfica Republicana se
aventuran tanto en el territorio orco.
Tras el paso de Laen, y siguiendo un estrecho valle conocido como el
Barranco Bífido, uno puede acceder al corazón del Espinazo. Allí comienzan los
territorios de la tribu del Grifo, un belicoso clan de orcos que ha conseguido labrar su
nombre en los anales a base de dos extraordinarios detalles, su habilidad para domar
grifos como monturas y su alianza con un clan de gigantes de las colinas. La personalidad
de sus líderes es tal que los gigantes de las colinas se consideran sus subalternos. No
obstante estos gigantes son reacios a mostrarse más allá del Espinazo, por lo que Ariak
no ha tenido que sufrir sus envites.
Continuando por el Barranco Bífido el viajero alcanza la Gran Meseta
de Murrion. Técnicamente esta meseta queda del lado Oeste del Espinazo, aunque al poco
acaba invadiendo el Barranco Bífido, llegando sus estibaciones hasta el lado Este. Esta
meseta representa un pequeño oasis entre tanta escarpadura, y grandes grupos de bueyes de
las montañas y cabras pastan aquí. Este es el que se cree hogar natal de las gárgolas y
los gigantes de piedra. De hecho el primer asentamiento de la meseta es La Ciudad de las
Siete Parábolas, un importante asentamiento gárgola. Esta ciudad cuenta con cerca de
8000 habitantes, entre los que es raro encontrar razas más civilizadas como elfos, enanos
o humanos. La mayoría de la población son gárgolas, aunque no resulta extraño
encontrar orcos, ogros y gigantes de varias especies. Es en esta ciudad donde se puede
encontrar el primer gran templo de las artes marciales. Sus integrantes gozan de gran
prestigio en la ciudad y muchos jóvenes valerosos vienen de lejanas quebradas con el
ánimo de instruirse en él. De hecho la razón misma de la ciudad es el templo, ya que
sin él La Ciudad de la Siete Parábolas no dejaría de ser un pequeño asentamiento de no
más de 12 familias, típico entre las gárgolas.
Desde la Ciudad de las Siete Parábolas el viajero puede tomar dos
rumbos, bien continuando hacia el sur hacia la Sierra del Peregrino, bien tomando el rumbo
sureste hacia los elevados picos de Nur-Kalah. La Sierra del Peregrino es la forma que
toma el Espinazo conforme va perdiendo altura. Aquí abundan los asentamientos de gigantes
y ogros, que permanecen ocultos entre los densos bosques de abetos que crecen a la falda
de los montes. Se trata de una tierra rica, abundante en vida animal y vegetal y cruzada
por varios arroyos caudalosos que se precipitan al Vacío a través de la Gran Agujero,
nombre que los pobladores dan a una profunda sima que comunica directamente con el Vacío,
atravesando el continente. Más allá de estos bosques nada se sabe. Los eruditos
arquilianos llaman a esta zona el Sur Ignoto y pocos seres civilizados han llegado tan
lejos.
El viaje hacia los picos de Nur-Kalah es aún más arriesgado. Estos
picos se levantan el en punto donde el Espinazo de la Serpiente se une a la cordillera
Covelina. Su nombre les fue dado en recuerdo de un explorador enano que coronó la más
pequeña de las cimas. Criaturas espantosas anidan aquí. Los relatos más fantasiosos
hablan de grandes gusanos de la escarcha y hasta dragones. En las alturas de los pico la
nieve es eterna y el invierno inacabable. Sin embargo, si se ha de hacer caso a estos
relatos en el pequeño valle que forman los picos Dedo y Pilar se encuentra el perdido
monasterio de la Orden del Ojo Cerrado. Quien quiera que desee desvelar sus secretos ha de
enfrentarse a una peligrosa ascensión, acosado por criaturas que la civilización ha
desplazado pero no eliminado. Realmente toda la información que se tiene de esta zona
proviene de los recios clanes de gárgolas y enanos que habitan estas elevadas montañas.
Una vez sorteados los picos Nur-Kalah uno se adentra en la Cordillera Covelina y, por
tanto, entra ya en la Gran Federación.
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