Navegar por el Vacío es muy diferente a hacerlo por la superficie
de un lago. La navegación es más estable, ya que solo los vientos muy fuertes zarandean
los navíos voladores tanto como para que se note movimiento en la cubierta. Además está
el tema de la tridimensionalidad. A pesar de que un navío apenas puede separarse unos
metros del nivel del Vacío estás variaciones pueden ser importantes y suponer la
diferencia entre llegar a un lugar determinado o morir en el intento.
Sin duda la historia de la navegación por el Vacío es la historia de
Cuivien, uno de los más orgullosos reinos elfos. Se debe entender que casi la totalidad
de la información histórica fiable es posterior a la Guerra de los Portales. Durante una
larga temporada tras este conflicto cualquier persona que se viese husmeando demasiado
tiempo entre libros podía encontrarse con una turba armada persiguiéndole para colgarle
del árbol más cercano. Por tanto poco se sabe de la historia de la navegación antes de
la Guerra. En cualquier caso, para cuando la historia volvía a escribir sus páginas una
nación gobernaba el Vacío, la República de Cuivien. Sus barcos sembraban el terror
entre sus vecinos y amenazaban con extenderse por todo el Poniente.
Mucho se ha hablado sobre cuales fueron las circunstancias que
propiciaron ese domino de los elfos sobre el resto de las naciones de su entorno. Los
estudiosos más sesudos apuntan como causa la gran fragmentación de reinos que existía
por aquel entonces pero cualquier aeronauta digno de tal nombre responderá sin dudarlo
que aquello que dio a Cuivien el dominio del aire fueron las Alas de sus barcos.
Originariamente las alas eran un par de mástiles gemelos que surgían
perpendicularmente al casco y en cuyo extremo se ubicaba un gran tronco de tillium. Estas
alas proporcionaban al navío una estabilidad adicional, ya que cuando la nave escoraba la
fuerza que el Vacío ejercía sobre el tillum la hacía retornar a su posición de
equilibrio.
Sin embargo las alas tenían sus inconvenientes. Primero
imposibilitaban al navío para cizallar los remos del enemigo con efectividad. Además, en
el improbable caso de que el navío volcase, luego era prácticamente imposible volver a
ponerlo en su posición original. Durante un tiempo se utilizaron alas plegables, que
permitiesen al navío extenderlas cuando necesitaba estabilidad para luego recogerlas
cuando se fuese a entrar en batalla cerrada. Fue durante esta época cuando Largion
Calafen, uno de los aeronautas más famosos de todos los tiempos, desarrolló lo que más
tarde se conocerían como las Plumas. Las plumas eran unas velas especialmente diseñadas
para desplegarse a lo largo de las alas. Aunque no aumentaban significativamente la
estabilidad del barco, llegando incluso a disminuirla para vientos ascendentes, si que
conseguían un efecto hasta entonces inexplorado. Al tener una superficie vertical de vela
el capitán Calafen conseguía variar la altura de su navío con relativa facilidad. Esta
superioridad táctica le permitía sobrevolar otros navíos tanto para evitar el combate
como para abrirse paso entre una línea de galeras hasta el buque insignia. Pronto los
navíos de Cuivien comenzaron a instalar plumas en sus alas, eliminando el tronco de
tillium del extremo y permitiendo a estas desplegarse a no más de 45º del casco.
Actualmente casi todas las naciones de Eriloe han adaptado el invento
de Calafen para sus flotas y raro es el navío de guerra que no lleva alas. Las naves
mercantes no emplean este artificio. Para ellas la maniobrabilidad que otorgan no compensa
las posibles pérdidas de estabilidad, además de que es necesaria una dotación adicional
que continuamente esté manipulándolas para adaptarse a los siempre cambiantes caprichos
del viento en el Vacío. El uso de las alas sigue siendo principalmente para permitir una
rápida variación de la altura de navegación en el Vacío, aunque recientemente se está
volviendo a implantar su uso como estabilizadores, recolocando una pequeña cantidad de
tillium en su extremo. Los navíos que usan las alas como estabilizadores suelen contar
con dos o hasta tres pares de alas y ver sus plumas desplegadas es todo un espectáculo
digno de verse. No obstante solo los capitanes más intrépidos se atreven a navegar con
ese tipo de barcos, difíciles de gobernar pero con unas increíbles prestaciones.
Un barco con las plumas extendidas permite aumentar la altura sobre el
Vacío en cinco pies por cada 5 puntos que se supere la tirada de gobierno cuando se
realiza la maniobra de Cambio de altitud. Si lo que se desea es descender se consigue un
descenso de 3 pies por cada 5 puntos que se supere la tirada. El límite está en 180 pies
sobre el nivel del Vacío y en 100 pies por debajo de él. Se tardan tres asaltos
completos en desplegar o replegar las alas, aunque se puede hacer más rápido si se
consigue una tirada de Oficio (aeronauta). Superar una CD de 20 permite hacerlo en dos
asaltos y superar una CD de 30 en solo uno. No obstante fallar esta tirada puede suponer
una pérdida de control. Unas alas con sus plumas extendidas incrementan la dificultad
para gobernar la nave. Cualquier tirada de gobierno se incrementa entre 2 y 8 puntos,
según la fuerza y dirección ascendente del viento
Si se emplean las alas como estabilizadores solo se sufrirá un vuelco
cuando la tirada fallida que ocasionó la perdida de control halla sido 15 puntos inferior
a la CD objetivo. No obstante si uno de los estabilizadores resulta destruido se deberá
replegar el otro inmediatamente, ya que por cada asalto que continúe en su posición se
deberá hacer un chequeo de Oficio (aeronauta) del capitán con CD 18 para no volcar
inmediatamente. Además cualquier tirada de gobierno que se realice en este estado tendrá
una penalización de -10. Esta penalización también se aplica si se desea volver a
enderezar un navío que vuelca y conserva sus estabilizadores extendidos.
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