De todos es sabido que de las pocas gentes que quedan en Eriloe, a parte de los
salvajes incivilizados, que todavía guardan un cierto respeto por los fetiches, las
leyendas y las supersticiones son los aeronautas. Realmente no es algo de extrañar. Su
vida consiste en un perpetuo ir y venir a bordo de un pedazo de madera que flota en el
aire sin un motivo demasiado convincente. Ya que nadie es capaz de explicar por que el
tillium flota en el Vacío tampoco nadie es capaz de asegurar que un buen día deje de
hacerlo. Y eso no es todo. Las corrientes de ascenso son traicioneras, pudiendo elevar
repentinamente una nube de tormenta engullendo a la nave en un infierno de rayos y agua.
Además los navegantes de ríos y lagos no tienen sobre ello el espectro de la zozobra. Si
un bote vuelca en un lago, solo hay que salir nadando de él. Sin embargo un navío que
vuelque arroja a todos sus tripulantes al insondable Vacío. Solo los afortunados que
lleven puesto un chaleco de tillium podrán sobrevivir el tiempo suficiente para que un
dast u otra alimaña del Vacío los devore. Por tanto no es de extrañar que con una
vida tan llena de incertidumbre los aeronautas se agarren a cualquier cosa con tal de
afrontar el día a día. Llevar un trozo del navío de un famoso héroe, consultar a
gentes capaces de predecir el tiempo y realizar pequeños rituales, como acariciar el
mascaron del mástil cada vez que se deja de ver tierra firme, son tan solo unas muestras
de las creencias supersticiosas de estos navegantes. Sin embargo no hay que llamarse a
engaño. Para los aeronautas la magia está tan muerta como para el resto de habitantes de
Eriloe, y se ríen a mandíbula batiente cuando alguien menciona historias de criaturas
imposibles, como vampiros, hadas y diablos. Se ríen, si, salvo cuando se habla de Los
Caídos.
Hay que entender que la posibilidad de caer al Vacío sin chaleco aterra a cualquiera.
Al infortunado le espera una caída infinita, durante la cual morirá de sed, si es que la
locura no se lo lleva antes. Sin embargo el horror del caer al Vacío no es comparable a
lo que supone volver de él. Historias apenas susurradas durante las largas guardias
nocturnas o al abrigo de una jarra de cerveza en el oscuro rincón de una taberna hablan
de aquellos que cayeron y volvieron. Espíritus torturados, que en su eterno caer, venden
su alma a los antiguos dioses por el simple anhelo de volver arriba.
Los caídos prefieren atacar de noche o durante las tormentas, cuando un aeronauta
demasiado osado esté en lo alto de un palo desde el que pueda ser arrojado. Su táctica
favorita consiste en acosar a los gavieros (los aeronautas que suben a lo alto de los
palos) durante una fuerte tempestad para luego arrojarlos al Vacío haciendo uso de su
Telequinesis.
Caído
Muerto viviente Mediano (incorporal)
Dados de golpe: 5d12 (32)
Iniciativa: +7 (+3 Destreza, +4 Iniciativa mejorada)
Velocidad: vuelo 50 (perfecta)
AC: 16 (+3 Destreza, +3 Desvío)
Ataque: Toque incorporal +5 cuerpo a cuerpo
Daño: Toque incorporal 1d8 de consunción temporal de fuerza
Frente/Alcance: 5/5
Ataque especial: Consunción de fuerza, Crear engendro
Aptitudes especiales: Incorpóreo, Muerto viviente, Telequinesis
Tiros de salvación: Fort +1, Ref +4, Vol +4
Características: Fue -, Des 16, Con -, Int 11, Sab 12, Car 13
Habilidades: Esconderse +15, Avistar +8, Intuir la dirección +11, Escuchar +10, Buscar
+11, Concentración +10
Dotes: Alerta, Iniciativa mejorada, Conjurar en combate.
Clima/Terreno: Vacío
Organización: Solitario, banda (3-6)
Valor de desafío: 5
Tesoro: Ninguno
Alineamiento: Siempre caótico malvado
Avance: 6-10 DG (Mediano)
Combate:
Consunción de fuerza (Sb): Cualquier criatura tocada por un caído
pierde 1d8 puntos temporales de fuerza.
Crear engendro (Sb): Cualquier humanoide muerto por un caído y que
halla sido arrojado al Vacío se convierte pasados 1d4 asaltos en un caído al servicio
del caído original.
Telequinesis (St): Tres veces al día un caído puede generar un
efecto de Telequinesis como si fuera un hechicero de 10º nivel. Esta habilidad la
suele usar sobre víctimas que ya hayan perdido bastante fuerza para así arrojarlas al
Vacío.
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