Barbarismos

He leído hace unos días, creo recordar que en Facebook, un comentario sobre la palabra «masterear» en oposición a dirigir, arbitrar o narrar. Además, me topé con una traducción de un juego de guerra, refiriéndose a una unidades obtenidas bajo la ley estadounidense de Préstamo y Arriendo (Lend & Lease) que decía, sin pudor, «las unidades lendleasizadas deben…». Y en la partida de este domingo nos dio un poco por hacernos los graciosos y empezamos a «castear» hechizos, «unlockear» puertas y demás lindezas. El diccionario se intentó suicidar desde la estantería, pero viendo que era poca altura, rodó por el salón entre quejidos lastimosos, se subió a la cornisa y desde allí amenazó con lanzarse al vacío.

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Ediciones Sombra tiene cierto compromiso con la defensa del español, no solo publicamos autores que escriben en español, como indicamos en nuestro ideario, sino que intentamos que sea una referencia en nuestros escritos. Si la ambientación lo permite, preferimos que el alcalde de Cunia se llame Juan a Steve o que la capitana del grupo exo 501 se llame Juana antes que Elisabeth. Estoy convencido que nombres como Furis de la Rosa o presidente  Ayala no suenan ahora extraños a ningún aficionado a Exo y que Fhuris o Ahala hubieran sido más exóticos, pero no mejores.

La defensa no es solo de las palabras en español, sino de nuestra fonética y de nuestros signos lingüísticos en nuestros textos (salvo que sean referencias a lenguas extranjeras o alienígenas, claro). Por tanto, declaramos desterrados, salvo error, términos como «oneshot», «sandbox», «plot», «core rules», «setting» y demás barbarismos. Es el trato que tuvimos que hacer para que el diccionario se bajara de la cornisa.

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