Pangea – Mordisco negro

Mordisco negro

La enfermedad del mordisco negro afecta a todas las especies de sangre caliente (no se conocen casos entre los h´sar o los gruba) y afecta tanto a seres inteligentes como a animales. Se manifiesta en la piel del afectado como pequeños círculos, ligeramente ovalados, donde la piel se vuelve negra. Las llagas recuerdan a mordiscos o besos y de ahí su nombre. La creencia más firme es que se trata de espíritus que se están alimentando (si las heridas son rojizas) o se han alimentado (si las heridas son negras) del enfermo. Los chamanes creen que los espíritus hambrientos (así los llaman) habitan en regiones concretas de Pangea y algunas de ellas están señalizadas con tótems y advertencias. Dicen que andar por esas zonas es una invitación a ser atacado por esta enfermedad.

La enfermedad no ataca directamente sino que pasarán bastantes días hasta que la víctima presente algún síntoma. Esto hace difícil identificar las zonas peligrosas para que los chamanes las marquen. En la zona afectada se formará una especie de ampolla que puede pasar desapercibida en las criaturas con mucho vello. Al cabo de unos días se seca y se cae dejando un agujero sonrosado conocido como el beso del espíritu. Este agujero se agranda posteriormente y se vuelve negro con los días tomando la característica forma de un mordisco. Sigue leyendo

Pangea – 2×10 – El encargo de Ursus (segunda parte)

Las cosas se están complicando en el asentamiento de Aguaclara. Ya son varios los que se han acercado al mercado a tantear a los miembros de la caravana del Lobo, a sonsacarle su opinión sobre la ausencia de Ursus, a saber si apoyarán a uno u otro pretendiente. Ninguno se ha llevado la respuesta que esperaba.

Tras recoger el puesto, Kel es rodeado por tres mendwan en su camino a la zona de reposo, cercana a las defensas del perímetro. El pequeño tamaño del tikki hace imposible que se pueda enfrentar a los tres matones y estos lo saben y bromean sobre su escasa altura y le insultan y vejan esperando que se enfade y les ataque y así tendrán la excusa para devolverle golpes hasta que se cansen. Kel aguanta, pero sus puños están blancos de ira. De repente, uno de los hombres cae y rápidamente la melena de Motaas le cubre disculpándose.

—¡Cómo he podido ser tan torpe! —dice, pero al intentar levantarse enreda su rabo con las piernas del segundo y azorado se gira y golpea al tercero con la lanza. En un instante los tres hombres están en el suelo viendo como el pequeño tikki les mira sonriente desde arriba. Motaas sigue disculpando su torpeza, aunque ninguno de los hombres cree que haya sido casual. Sigue leyendo

Pangea – 2×09 – El encargo de Ursus (primera parte)

Dos figuras parten un puño antes del amanecer, uno es un lobo, la otra un pantera, y si a esas horas de la noche hay guardias en las entradas de Aguaclara, ninguno comete la insensatez de intentar detenerlos. Se alejan hacia el este, pero cuando la ciudad se ha perdido tras las colinas, giran al norte en silencio. A la espalda de él, un objeto pesado golpetea contra sus caderas a cada paso.

Mientras tanto, en Aguaclara, se queda el resto de la caravana y empieza a comerciar con los productos, numerosos y buenos, que transportan. Kel lleva la voz cantante y es bueno con los trueques y las conversaciones y, poco a poco, su voz se va imponiendo a otros comerciantes. Eso llama la atención de algunos rufianes, los que vienen a robar descubren que Motaas es joven, pero fiero; y los que vienen a cobrar supuestos impuestos de comercio, descubren que Slissu hace algo más que serpentear y que sus sibilantes maldiciones pueden hacer que la sangre huya del rostro de los guerreros más audaces. Adebbi aún no interviene y lo observa todo con una ligera sonrisa de satisfacción. Su mirada de ojos oscuros aleja más de un problema antes de que se fragüe en la mente del incauto.< Sigue leyendo

Pangea – Piedra de fuego

Fotografía de una piedra de fuego - Rob Lavinsky, iRocks.com - CC-BY-SA-3.0

Los chamanes del Río Púrpura cuentan en su almacén de objetos valiosos con unas piedras de una transparencia rosácea que denominan piedra de fuego. La guardan en recipientes de arcilla rellenos de aceite o agua y casi nunca dejan que sus aprendices pongan las manos en ellas.

La piedra de fuego puede utilizarse para preparar algunos venenos, pero solo los chamanes más villanos las utilizan con este fin. Si la víctima no muere abrasada al comerla, morirá más tarde entre terribles dolores (la piedra ardiendo en su interior).

El uso más común es para hacer fuego o humo. Los chamanes extraen una pequeña piedra de su recipiente, la depositan sobre madera y hojarasca y solo tienen que esperar a que el aceite resbale de la superficie y la piedra prende de inmediato. Con el agua es más rápido, por eso los chamanes usan aceite para alejarse lo suficiente antes de la ignición. Esa pequeña llama dura lo suficiente para que cualquier hoguera se inicie. Los habitantes de Pangea, la mayoría, saben hacer fuego; el uso de las piedras está restringido a ceremonias especiales como, por ejemplo, las asambleas de los grakines. El chamán de Aguaclara prende la hoguera de la casa de Ursus de esta forma cada vez que hay un concilio. El efecto favorece la atmósfera de la reunión.< Sigue leyendo

Pangea – Abrazo azul

Abrazo azul

La planta del abrazo azul se presenta en las zonas templadas de Pangea como un manto de hermosas y fragantes flores de un azul muy intenso. No se trata de varias plantas, aunque lo parece, sino de un solo arbusto rastrero que se extiende por una zona de varias varas cuadradas bajo la sombra de los árboles. En ocasiones, algunos tallos trepan por los troncos ayudando a confundirlas con las orquídeas a las que se parecen.

Las flores del abrazo azul generan un néctar muy dulce que atrae a insectos y pájaros, de pequeño tamaño (tipo colibrí). Sin embargo, tal cantidad de azúcar solo tiene como objetivo enmascarar el potente veneno que también segregan. Cuando uno de estos animales prueba el néctar, muere a los pocos latidos y cae al suelo (la misma flor bascula para que esto ocurra) donde los tallos se encargaran de disolver la carne y añadirla al sustrato como nutrientes. La resina de los tallos casi leñosos del suelo es un potente ácido (semejante al de los estómagos de los animales). Sigue leyendo

Pangea – Mbela

Mbela

Se trata de un arco musical que los tikki fabrican para acompañar con percusión los cantos habituales de sus rituales cotidianos. Su fabricación es muy sencilla, lo que ha favorecido su popularidad y que otras razas de Pangea lo hayan adoptado o adquirido a los comerciantes. Es una rama flexible a la que se ata una cuerda trenzada y fina a sus extremos. La cuerda se ata flexionando la rama lo que hace que la cuerda se Sigue leyendo

Pangea – Lobo – 2×08 Aguaclara

El clima va mejorando con cada día que pasa y las nieves ya solo resisten en las zonas sombrías, donde el sol nunca alcanza. El caminar es alegre y las pieles de brako recién cazadas les permitirán hacer buenos negocios allá a dónde se dirigen. Escuchan un golpeteo sordo mucho antes de verlo, pero cuando superan la última de las colinas pueden contemplar, en toda su extensión, el grakin de Aguaclara, el mayor asentamiento de la civilización en palabra del propio Lobo.

—No sé cómo pueden vivir ahí todos hacinados —responde al comentario Aarthalas. Sigue leyendo

Pangea – La Prueba

Esta aventura está pensada como una partida de iniciación a Pangea y, en concreto, a los dwandir. No es una partida complicada, una sucesión de encuentros, que puede servir de base para iniciar una campaña con un grupo compuesto por personajes dwandir o para llevar a unas jornadas como partida de presentación.

El bosque - Imagen de Andreas Tille CC-BY-SA 4.0

El invierno está muy avanzado y las provisiones acumuladas durante el verano y el otoño empiezan a escasear. No hay hambruna entre los dwandir, pero uno se cansa de comer siempre lo mismo en un estado más que discutible. No hay frutos frescos, ni carne que no esté excesivamente especiada. Los animales del bosque han desaparecido (a climas más cálidos o a cuevas de invierno) y el sol del invierno apenas deja descubrir algunas setas. Sigue leyendo

Pangea – Cuerda de nudos

Una cuerda de nudos moderna

La cuerda de nudos es una herramienta que muchos chamanes llevan al cinto y que parece que no tiene ninguna utilidad. Se trata de una trenza elaborada de muy diversos materiales (desde crines a tendones) que lleva diversos nudos equidistantes a lo largo de toda su longitud. Las hay abiertas y cerradas en las que el último nudo y el primero son el mismo.

Los chamanes las utilizan para medir el tiempo. Sujetan el primer nudo, cuentan una o más manos de latidos y pasan al siguiente nudo y así sucesivamente hasta que completan el tiempo a medir. Lo utilizan para controlar el tiempo de cocción de pociones y ungüentos e, incluso, en algunos rituales complejos. Algunos chamanes delegan esta tarea en sus aprendices por lo que también se puede ver una cuerda de nudos en sus cintos.

Algunos chamanes utilizan la cuerda de nudos para medir distancias pequeñas, en el reparto de carne tras la cacería, en el reparto de grano (miden la altura) y demás tareas domésticas. Se dice que hay chamanes que utilizan una cuerda de nudos especial con dos manos más dos nudos. Dicen que con ella pueden trazar líneas perpendiculares unas a otras. Una magia chamánica que solo está al alcance de los más preparados.

Fabricar una cuerda de nudos es sencillo una vez se tiene la cuerda trenzada o preparada, pero fabricar una buena cuerda de nudos es algo más complicado. Los nudos deben estar equidistantes para que puedan servir a los propósitos de medición y todos los nudos deben ser iguales para que no distraigan la concentración del chamán. Se dice que la fabricación de la cuerda de nudos es uno de los primeros rituales que debe superar un aprendiz y que hasta que no lo logra no se puede considerar un chamán en ciernes. Algunos aprendices incluso realizan viajes espirituales para lograr este objetivo.

Pangea – Lobo – 2×07 – Presas de la bestia

El grupo del lobo se encamina hacia el noreste. Su decisión de ir hacia Narava les lleva por caminos pocos transitados en las primeras jornadas. Están dirigiéndose a Aguaclara, un lugar que merece el pequeño desvío que están haciendo, pero desde luego podrán seguir el Río rápido hacia el norte hasta llegar a su destino, una ruta más segura y más provechosa. Sin embargo, hasta alcanzar las rutas transitadas, la caravana transita por un páramo casi helado. Las patas de los animales sufren por la temperatura y han tenido que envolverlas en cuero y paja seca para que dejen de quejarse. Ellos mismos notan el frío que se cuela entre las ataduras de sus ropas, entre el cuero vuelto de sus pantorrillas. Sigue leyendo