Autor: Roberta Alias
Imagina que tu jefe te pidió ayer que te quedaras un poco más en el trabajo para terminar un proyecto urgente que había que entregar hoy. Un poco más se convierte en toda la noche y parte de la mañana y tras concluir, el tirano te dice que te marches a casa y te tomes el día libre.
Imagina que vuelves arrastrando los pies desde la parada de autobús a tu apartamento, pero que, como estás tan cansado, decides atajar por un callejón. Por la noche, cuando vuelves habitualmente a tu casa, nunca te atreverías a cruzar por allí, pero luce el sol y estás tan cansado que dar la vuelta a la manzana te parece una proeza.
Imagina que el callejón esta desierto, iluminado por la claridad diurna y que junto a unos contenedores, donde acaba la basura del hotel Regen cuya entrada hace rato dejaste atrás, descubres un maletín. Está en el suelo, medio oculto, es de cuero, pero sus cantoneras metálicas reflejan los rayos del sol. Lo has visto por eso. Lo coges, lo sopesas, es una pena que alguien haya tirado a la basura un objeto casi nuevo. Te lo llevas Sigue leyendo →