2009 sigue siendo un mal año para Clara. Aún no hace un año del asesinato de Pedro, su hermano, y un poco menos de que decidiera reciclarse en detective privada, asumiendo la dirección de la agencia que este tenía. Sus ahorros están sirviendo para adecentar las oficinas y empieza a ir justa de efectivo.
Esta siendo dura la transición, pero no tiene reproche alguno con los trabajadores que tenía su hermano. Prácticamente eran parte de esa «familia» que hay gente que se crea en el trabajo, y esa misma «familia» ya forma parte de Clara, tanto en la parte afectiva como en la profesional.
Son tiempos ciertamente duros, pero que con el esfuerzo de todos (Leopoldo, Andrés y Elisenda) van sorteando las penurias monetarias. Se nota que todos se dedican a un trabajo que les apasiona y están contagiando a Clara. Tiempos duros que reclaman dedicarse a casi cualquier caso que cruce su puerta rogando por su atención.
Como el caso que les ocupa en la actualidad. Pablo Sirvent, personaje «cosmopolita» y de cierto estatus de la sociedad cuniense, al que no se le conoce filiación alguna, reclama sus servicios, que pagará gustosamente, para que le resuelvan un asesinato familiar. Ya que la policía no parece interesada (?) ha decidido contratar sus servicios. Sigue leyendo