Autor: Luis A. Mínguez «Taru»
La contienda de La Guerra de la Independencia nos ha dejado en España una multitud de héroes y heroínas no relacionadas directamente con la nobleza o los distintos cuerpos militares, en lo que podríamos marcar como el inicio de los cambios sociales sufridos en el siglo XIX. Muchos de ellos fueron personas anónimas pero de estos héroes brillaron con luz propia y se ganaron el estar en nuestra memoria protagonizando no solo documentos históricos si no también piezas folclóricas, cuadros, poemas y también alguna que otra leyenda.
Aunque hay muchas dudas sobre su nacimiento la versión más extendida es que nació en la ciudad de Barcelona, concretamente en el barrio de La Ribera hija de dos campesinos naturales de Fulleda (Lérida). Su vida transcurrió sin destacar como habitante de la España de la época. A los 16 años se casó con Joan Roca i Vilaseca, cabo de artillería. Los acontecimientos de la guerra los llevaron a él y a Agustina hasta Zaragoza.
Durante el asedio de esta ciudad, Agustina llevó a cabo la acción que la hizo célebre. Tras haber caído heridos o muertos los defensores de la puerta del Portillo, entre los que se encontraba su marido, las tropas francesas se aprestaron a tomarla al asalto. Agustina, que llevaba la comida a su marido y su grupo de artillero, tomó la mecha de manos de un artillero herido consiguió disparar un cañón sobre las tropas francesas que corrían sobre la entrada. Los soldados franceses, se batieron en retirada, al pensar que estaban siendo emboscados lo que dio tiempo a tapar la brecha. Por esta acción será nombrada artillera, con un sueldo de seis reales y el derecho a rancho diarios. Finalmente el primer sitio de Zaragoza fue levantado el 15 de Agosto de 1808.
Unos meses más tarde, en diciembre de 1808, Zaragoza sufre un segundo sitio. En este participó de manera activa aunque la ciudad finalmente capituló el 21 de febrero de 1809 tras luchar no solo contra los franceses, sino también contra una epidemia de tifus. Agustina fue tomada entonces prisionera y liberada más tarde en un canje de prisioneros. Como reconocimiento de sus actos, el rey le concede el rango de Alférez de Infantería que disfrutaría hasta su muerte.
Tras reponerse de la tragedia de perder a su hijo se dirige a Teruel, y más tarde a Sevilla y Cádiz, donde la agasajan como una heroína y levanta la moral de las tropas con historias de su hazaña. Pero su deseo es reencontrarse con su marido que se encontraba en Tarragona luchando contra los franceses. Participa entonces en la defensa de Tortosa y a continuación por un breve espacio de tiempo, a la guerrilla que dirige Francisco Abad «Chaleco», en La Mancha. Más tarde se incorpora al Cuerpo que manda Morillo se dice que participa en la batalla de Vitoria.
En 1814, cuando acaba la guerra, vuelve a Zaragoza y de allí a Barcelona, donde al Subteniente Roca, su marido, acaba de ser destinado. Aquí nace su segundo hijo, y es cuando deciden trasladarse a Castilla, concretamente a Segovia, a donde llegan en 1817. Allí estarán dos años, hasta que llega el ascenso a Teniente de Artillería de su marido, al que destinan a Valencia, tres años después, y cuando se encontraban en Barcelona, pide el retiro por enfermedad y fallece víctima de la tisis.
Agustina queda viuda con 37 años, unos meses después, en marzo de 1824, sin solicitar la Real Licencia para contraer matrimonio como era preceptivo, por su condición de Subteniente Vivo de Infantería, contrae segundo matrimonio con un médico almeriense algo más joven que ella llamado Juan Cobos Belchite y Reperma. En julio de 1825, en Valencia, donde viven en esos momentos, nace su hija Carlota.
El nuevo matrimonio pasa a residir en Sevilla. Más tarde, en 1847, su hija Carlota, se casa con Francisco Atienza y Morillo, Oficial 2º del Cuerpo de Administración Militar, que es destinado a Ceuta, Agustina marcha con ellos, dejando en Sevilla a su marido y a Juan Roca su segundo hijo, estudiante de medicina en esos momentos, profesión que ejercería hasta su muerte en la ciudad.
En Ceuta, ocupan una casa en la calle Real. El 29 de mayo de 1857, con 71 años, fallece, siendo enterrada en el Cementerio General de Santa Catalina de la ciudad de Ceuta.
Sus restos no serían trasladados a Zaragoza hasta el 14 de junio de 1870, año en que llegan a la ciudad, quedando depositados en la Catedral del Pilar. Hasta que llega el traslado definitivo a la capilla de la Asunción de la Virgen, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Portillo en junio de 1908.
En 1876, el Rey concede a su viudo y sus herederos, el título de Barón de Cobos de Belchite.
Sobre la vida de esta heroína se comenta que muchos de los hechos que se le atribuyeron fueron exageraciones o rumores usados por los mandos militares. Incluso se le atribuye un matrimonio con un joven soldado ya que pensaba que su marido estaba muerto cuando realmente se encontraba en Tortosa.
En el mundo de las artes podemos encontrarnos referencia en los grabados de Goya, las pinturas de Juan Gálvez e incluso en los poemas del escritor Lord Byron.