Autor: Roberta Alias
Contar Plus es la típica asesoría fiscal y laboral que encontrarás en casi cualquier ciudad del mundo. Tiene a tres empleados que se encargan de dar asesoramiento a un centenar de clientes que, en su mayoría, son autónomos o pequeños empresarios de la ciudad de Cunia. Contar Plus tiene cierto renombre en la ciudad porque tiene precios muy competitivos y es muy selectiva con sus clientes. No sólo no acepta más clientes de los que puede gestionar sino que si las cuentas no le agradan (por asientos de dudoso origen) rechazan al cliente. Dentro de la administración de Hacienda están muy bien valorados y las declaraciones firmadas por el representante de Contar Plus ni se revisan, todo el mundo sabe que están bien.
El dueño de la empresa se llama Mario Alaver y nació en Suiza, aunque sus padres eran españoles. Allí estudió económicas y aprendió todos los secretos del negocio contable. Enamorado de una hermosa cuniense que estaba con una beca en Zurich, se casaron, residieron un par de años en Zurich, pero ella añoraba su país y decidieron trasladarse a Cunia y montar aquí un negocio tras el nacimiento de su hijo. Siempre dice que aquella decisión le hizo ganar menos dinero, pero mucho más amor. A su mujer no le hace mucha gracia el comentario.
Carlos Alaver es el hijo de Mario y uno de los tres empleados de la asesoría. Sus conocimientos contables llegan al nivel de «mago supremo» (así lo califican los otros empleados). Por las mañanas trabaja en Hacienda (es funcionario) y por las tardes en la asesoría. Conoce todos los reglamentos, todos los impresos y todos los huecos legales con los que sortear las dificultades administrativas. No se le conoce pareja estable, pero sí muchas ocasionales que nunca superarla crítica mirada de su madre.
Los otras dos empleadas, Marina y Carian, son compañeras de carrera de Carlos y unas excepcionales trabajadoras económicas. Posiblemente podrían aspirar a cualquier puesto en empresas más grandes, pero ambas están contentas en Contar Plus. El trabajo es un poco repetitivo y monótono, pero la paga está bien (muy bien) y Mario Alaver no les exige demasiado.
La residencia de los Alaver está en el mismo bloque de viviendas que la tienda. Se cree que el bloque de viviendas es suyo y que los inquilinos, en régimen de alquiler, no lo saben.
Lo que la realidad esconde
Mario Alaver no nació en Suiza, sino en Albacete, pero mantiene la farsa del «suizo» porque es más interesante para su trabajo. Sí es cierto que vivió una buena temporada allí (ya casado, toda la historia de su mujer es también una farsa) y que su hijo nació allí. Lo más importante de su estancia en Suiza fueron los contactos que hizo y las influyentes personas a las que allí conoció. Trasladarse a Cunia no fue decisión propia sino que fue enviado como «embajador» de una importante organización bancaria suiza.
En el sótano de Contar Plus hay una segunda oficina a la que nadie ajeno puede acceder (ni siquiera sus clientes) y en la que Mario Alaver y dos empleados muy fieles (que se trajo desde suiza) se encargan de llevar la contabilidad B de muchas empresas (y entidades): equipos de fútbol, partidos políticos, grandes empresas, delincuentes locales, delincuentes internacionales, etc.
La especialidad de los «suizos del sótano» es la gestión del dinero negro. No lo blanquean directamente sino que lo gestionan para realizar pagos entre diferentes empresas ocultas. Se podría decir que son una especie de banco para los que no quieren que el banco se entere lo que están haciendo. Todo ello está avalado por fuertes cuentas en Suiza que es donde realmente se mueve el dinero, en Contar Plus lo que hacen es mover los asientos contables de un cliente a otro. Por ejemplo, imaginemos que el ayuntamiento de Cunia quisiera dar dinero negro al equipo de fútbol de la localidad para que pudieran fichas a un jugador extranjero. La gente de Mario Alaver anotaría la salida de ese dinero de la cuenta del ayuntamiento, la pasaría al equipo de fútbol y de este al otro equipo de fútbol. Públicamente, posiblemente, se anunciaría una partida presupuestaria de unos poco millones al equipo de Cunia y la compra del jugador por cantidad similar a un equipo extranjero. El verdadero montante de la operación se haría en el sótano de Contar Plus y el dinero, posiblemente, ni se movería en el pertinente banco suizo.
El acceso al sótano se realiza a través de una puerta en el garaje del bloque de pisos. Los dos trabajadores del sótano tienen pisos en el bloque de viviendas y todos los conocen como un vecino más. De hecho, las trabajadoras de la parte superior desconocen que esos «vecinos» trabajan en la misma empresa que ellos. El local está preparado para la completa destrucción de los datos en el caso de una entrada no autorizada en el recinto. Las medidas de seguridad son elevadas, aunque no lo parezca en un vistazo casual. Contar Plus B hace una copia de seguridad de sus movimientos bancarios de forma automática con una compañía suiza especializada en este tipo de trabajos informáticos de seguridad. En otras palabras, la destrucción del equipo no provocaría pérdida de datos, aunque tardarían varios días en volver a estar operativos (y eso implicaría dinero perdido).
Por último, no se puede contratar a Contar Plus B. Si te hace falta, quizás conozcas a un tipo, en alguna fiesta de la alta sociedad de Cunia, que pueda hacerte el favor de presentarte a Mario Alaver quien, curiosamente, estará también en la misma fiesta.